Estrategias de Alta Dirección

LA CARRERA POR LA IA

Así fue la crisis en OpenAI sobre el futuro de la inteligencia artificial

Divididos por el liderazgo de Sam Altman, los miembros de la junta y los ejecutivos de la empresa protagonizaron una confrontación que dejó al descubierto las grietas en el corazón de la tecnología.

Sam Altman ex y nuevo CEO de OpenAi
El regreso de Sam Altman a OpenAI desata nuevos temores sobre el apocalipsis de la IA

Tripp Mickle, Cade Metz, Mike Isaac y 

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Hacia el mediodía del 17 de noviembre, Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, se conectó a una videollamada desde un lujoso hotel de Las Vegas. Estaba en la ciudad por la carrera inaugural de Fórmula 1, que había atraído a 315.000 visitantes, entre ellos Rihanna y Kylie Minogue.

El Times posee una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. 

 

Altman, quien había llevado el éxito del chatbot ChatGPT de OpenAI al estrellato personal más allá del mundo de la tecnología, tenía una reunión programada ese día con Ilya Sutskever, científico jefe de la empresa emergente de inteligencia artificial. Cuando empezó la llamada, sin embargo, Altman vio que Sutskever no estaba solo: estaba flanqueado por los tres miembros independientes de la junta directiva de OpenAI.

Al instante, Altman supo que algo estaba mal.

Sin que Altman lo supiera, Sutskever y los tres miembros de la junta llevaban meses conversando. Creían que Altman había sido deshonesto y que no debía seguir dirigiendo una empresa que impulsaba la carrera de la inteligencia artificial. La tarde anterior, en una videollamada secreta, los miembros de la junta votaron uno por uno a favor de la salida de Altman de OpenAI.

Ahora, le estaban dando la noticia. Conmocionado por su despido de la empresa que había ayudado a fundar, Altman preguntó: “¿Cómo puedo ayudar?”. Los integrantes de la junta lo instaron a apoyar a un director ejecutivo interino. Él les aseguró que lo haría.

A las pocas horas, Altman cambió de opinión y le declaró la guerra a la junta de OpenAI.

Su destitución fue la culminación de años de tensiones latentes en OpenAI, que confrontaron a quienes estaban alarmados por el poder de la IA con quienes veían en la tecnología una oportunidad única de obtener beneficios y prestigio. A medida que se profundizaban las divisiones, los líderes de la organización se enfrentaban entre sí. Esto desembocó en una pelea en la sala de reuniones que acabó demostrando quién tiene la sartén por el mango en el futuro desarrollo de la IA: la élite tecnológica de Silicon Valley y los grandes intereses empresariales.

El drama envolvió a Microsoft, que se había comprometido a aportar 13.000 millones de dólares a OpenAI e intervino para proteger su inversión. Muchos altos ejecutivos e inversionistas de Silicon Valley, incluido el director ejecutivo de Airbnb, también se movilizaron para apoyar a Altman.

Algunos contraatacaron desde la mansión de 27 millones de dólares que Altman tiene en el barrio de Russian Hill de San Francisco, presionando a través de las redes sociales y expresando su descontento en mensajes privados, según entrevistas con más de 25 personas con conocimiento de los hechos. Muchas de sus conversaciones y los detalles de sus enfrentamientos no se habían divulgado antes.

En el centro de la tormenta estaba Altman, un multimillonario de 38 años. A Altman, vegetariano que cría ganado y líder tecnológico con escasa formación en ingeniería, lo mueve más el ansia de poder que el dinero, según un antiguo mentor. Y aunque se convirtió en el rostro público de la inteligencia artificial, encantando a jefes de Estado con predicciones sobre los efectos positivos de la tecnología, en privado indignó a quienes creían que ignoraba sus peligros potenciales.

Sam Altman e Ilya Sutskever. (Reuters/Amir Cohen)
Sam Altman e Ilya Sutskever. (Reuters/Amir Cohen)

El caos de OpenAI ha suscitado nuevas preguntas sobre las personas y empresas que están detrás de la revolución de la inteligencia artificial. Si la principal empresa emergente de IA del mundo puede hundirse con tanta facilidad en una crisis debido a un comportamiento maledicente y a ideas escurridizas sobre malas prácticas, ¿se puede confiar en ella para desarrollar una tecnología que puede tener efectos incalculables sobre miles de millones de personas?

“El aura de invulnerabilidad de OpenAI se ha tambaleado”, dijo Andrew Ng, profesor de Stanford que ayudó a fundar los laboratorios de inteligencia artificial de Google y del gigante tecnológico chino Baidu.

Desde el momento de su creación en 2015, OpenAI estaba preparada para la combustión.

El laboratorio de San Francisco fue fundado por Elon Musk, Altman, Sutskever y otras nueve personas. Su objetivo era construir sistemas de IA para beneficiar a toda la humanidad. A diferencia de la mayoría de las empresas tecnológicas emergentes, se fundó como una organización sin fines de lucro con una junta directiva responsable de garantizar el cumplimiento de su misión.

ImageAn illustration of the four board members of Open AI on a Google Hangout call.
Credit…Hokyoung Kim

La junta estaba formada por personas con filosofías opuestas sobre la IA. Por un lado, estaban quienes se preocupaban por los peligros de la IA, incluido Musk, quien abandonó OpenAI enfadado en 2018. En el otro lado, estaban Altman y quienes se centraban más en los beneficios potenciales de la tecnología.

En 2019, Altman —quien tenía contactos en Silicon Valley como presidente de la incubadora de empresas emergentes Y Combinator— se convirtió en director ejecutivo de OpenAI. Solo poseería una pequeña participación en la empresa emergente.

“¿Por qué trabaja en algo que no lo hará más rico? Una respuesta es que mucha gente hace eso una vez que tiene suficiente dinero, probablemente el caso de Sam”, dijo Paul Graham, uno de los fundadores de Y Combinator y mentor de Altman. “La otra es que le gusta el poder”.

Altman cambió rápidamente la dirección de OpenAI mediante la creación de una filial con fines de lucro y recaudando 1000 millones de dólares de Microsoft, lo que generó preguntas sobre cómo funcionaría eso con la misión de la junta de tener una inteligencia artificial segura.

A principios de este año, la junta de OpenAI se redujo de nueve a seis personas. Tres de ellos (Altman, Sutskever y Greg Brockman, presidente de OpenAI) eran fundadores del laboratorio. Los demás eran miembros independientes.

Helen Toner, directora de estrategia del Centro de Seguridad y Tecnologías Emergentes de la Universidad de Georgetown, formaba parte de la comunidad de altruismo eficaz que cree que la IA podría algún día destruir a la humanidad. Adam D’Angelo llevaba tiempo trabajando con la IA como director general del sitio web de preguntas y respuestas Quora. Tasha McCauley, científica adjunta de Corporación RAND, había trabajado en cuestiones de política y gobernanza de la tecnología y la IA e impartido clases en Singularity University, llamada así como referencia al momento en que las máquinas ya no puedan ser controladas por sus creadores.

Los unía la preocupación de que la IA pudiera llegar a ser más inteligente que los humanos.

Después de que OpenAI presentara ChatGPT el año pasado, la junta se volvió más inquieta.

A medida que millones de personas utilizaban el chatbot para escribir cartas de amor e intercambiar ideas sobre ensayos finales universitarios, Altman acaparaba la atención. Comenzó a aparecer con Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, en eventos tecnológicos. Se reunió con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y se embarcó en una gira mundial por 21 ciudades, codeándose con líderes como Narendra Modi, el primer ministro de India.

Sin embargo, mientras Altman elevaba el perfil de OpenAI, a algunos integrantes de la junta les preocupaba que el éxito de ChatGPT fuera contrario a la creación de una IA segura, según dos personas familiarizadas con lo que pensaban.

Sus preocupaciones se agravaron cuando se enfrentaron a Altman en los últimos meses sobre quién debería ocupar los tres puestos vacantes de la junta.

En septiembre, Altman se reunió con inversionistas en Medio Oriente para hablar de un proyecto de chips de inteligencia artificial. A la junta le preocupaba que no compartiera con ellos todos sus planes, afirmaron tres personas familiarizadas con el asunto.

Sutskever, de 37 años, pionero de la IA moderna, estaba particularmente disgustado. Temía que la tecnología pudiera acabar con la humanidad. También creía que Altman estaba hablando mal de la junta con los ejecutivos de OpenAI, dijeron dos personas con conocimiento de la situación. Otros empleados también se habían quejado con la junta sobre el comportamiento de Altman.

En octubre, Altman ascendió a otro investigador de OpenAI al mismo nivel que Sutskever, quien lo consideró un desaire. Sutskever comunicó a varios miembros de la junta que podría renunciar, según dos personas conocedoras del asunto. La junta interpretó la medida como un ultimátum para elegir entre él y Altman, dijeron las personas.

El abogado de Sutskever dijo que era “rotundamente falso” que hubiera amenazado con renunciar.

Otro conflicto estalló en octubre, cuando Toner publicó un artículo titulado “Decodificación de intenciones: inteligencia artificial y señales costosas”, en su centro de estudios de Georgetown. En él, ella y sus coautores elogiaban a Anthropic, rival de OpenAI, por retrasar el lanzamiento de un producto y evitar los “frenéticos recortes que el lanzamiento de ChatGPT parecía estimular”.

Altman se mostró contrariado, sobre todo porque la Comisión Federal de Comercio había empezado a investigar la recopilación de datos de OpenAI. Llamó a Toner y le dijo que su artículo “podría causar problemas”.

El documento era meramente académico, dijo Toner, y ofreció escribir una disculpa a la junta de OpenAI. Altman aceptó. Más tarde envió un correo electrónico a los ejecutivos de OpenAI, diciéndoles que había reprendido a Toner.

“No sentí que estuviéramos en la misma página sobre el daño de todo esto”, escribió.

Altman llamó a otros miembros de la junta y les dijo que McCauley quería que Toner fuera destituida de la junta, dijeron personas con conocimiento de las conversaciones. Cuando los miembros de la junta le preguntaron más tarde a McCauley si eso era cierto, ella dijo que era “absolutamente falso”.

“Esto difiere significativamente de lo que Sam recuerda de estas conversaciones”, dijo una portavoz de OpenAI, añadiendo que la compañía esperaba una revisión independiente de lo ocurrido.

Algunos miembros de la junta directiva creían que Altman intentaba enfrentarlos entre sí. El mes pasado decidieron actuar.

El 16 de noviembre, desde Washington, Los Ángeles y la bahía de San Francisco, votaron por la destitución de Altman. El abogado externo de OpenAI les aconsejó que limitaran lo que dijeran públicamente sobre la destitución.

Actuaron con rapidez y en secreto, temiendo que Altman se enterara de su plan y reuniera a su red en su contra.

Cuando se reveló la noticia del despido de Altman, el 17 de noviembre, un mensaje de texto se envió en un grupo privado de WhatsApp con más de cien directores ejecutivos de empresas de Silicon Valley, entre ellos Mark Zuckerberg, de Meta, y Drew Houston, de Dropbox.

“Sam está fuera”, decía el mensaje.

El hilo estalló de inmediato con preguntas: ¿qué hizo Sam?

En Microsoft, el mayor inversionista de OpenAI, se hacían esa misma pregunta. Mientras despedían a Altman, Kevin Scott, director de tecnología de Microsoft, recibió una llamada de Mira Murati, directora de tecnología de OpenAI. Le dijo que en cuestión de minutos, la junta de OpenAI anunciaría que había despedido a Altman y que ella era la directora ejecutiva interina.

Scott le pidió de inmediato a alguien de la sede de Microsoft en Redmond, Washington, que sacara a Nadella, el presidente ejecutivo, de una reunión con altos ejecutivos. Sorprendido, Nadella llamó a Murati para conocer los motivos de la junta de OpenAI, dijeron tres personas con conocimiento de la llamada. Mediante un comunicado, la junta directiva de OpenAI se limitó a decir que Altman “no fue consistentemente franco en sus comunicaciones con la junta” con la junta. Murati no tenía respuestas.

Entonces, Nadella le llamó a D’Angelo, el principal director independiente de OpenAI. ¿Qué podría haber hecho Altman?, preguntó Nadella, para que la junta actuara de manera tan abrupta. ¿Había hecho algo inaceptable?

“No”, respondió D’Angelo, hablando en términos generales. Nadella seguía confundido.

Foto: Sam Altman, ex-CEO de OpenAI, en una imagen de hace unos días en Londres. (Reuters/Toby Melville)
Sam Altman, ex-CEO de OpenAI, en una imagen de hace unos días en Londres. (Reuters/Toby Melville). Las 72 horas más locas de OpenAI: cómo la empresa del año se pegó un tiro en el pie. El Confidencial

Poco después de la destitución de Altman de OpenAI, un amigo se puso en contacto con él. Era Brian Chesky, director ejecutivo de Airbnb.

Chesky le preguntó a Altman qué podía hacer para ayudar. Altman, quien todavía estaba en Las Vegas, dijo que quería hablar.

Se habían conocido en 2009 en Y Combinator. Cuando hablaron el 17 de noviembre, Chesky lanzó una serie de preguntas a Altman sobre por qué la junta de OpenAI lo había despedido. Altman dijo que tenía tantas dudas como los demás.

Al mismo tiempo, los empleados de OpenAI exigían detalles. Esa tarde, la junta telefoneó para hablar con uno 15 ejecutivos de OpenAI, que se agolpaban en una sala de conferencias de las oficinas de la empresa en San Francisco, ubicadas en una antigua fábrica de mayonesa en el barrio de Mission.

Los miembros dijeron que Altman le había mentido a la junta, pero que no podían dar más detalles por razones legales.

“Esto es un golpe de Estado”, gritó un empleado.

Jason Kwon, director de estrategia de OpenAI, acusó a la junta de violar sus responsabilidades fiduciarias. “Su deber no es dejar que la empresa muera”, señaló, según dos personas con conocimiento de la reunión.

Toner respondió: “La destrucción de la empresa podría ser coherente con la misión de la junta”.

Los ejecutivos de OpenAI insistieron en que la junta dimitiera esa noche o todos se irían. Brockman, de 35 años, presidente de OpenAI, ya había renunciado.

Ese respaldo le dio nuevas armas a Altman. Consideró crear una nueva empresa emergente, pero Chesky y Ron Conway, un inversionista y amigo de Silicon Valley, lo animaron a pensarlo bien.

“Deberías estar dispuesto a luchar al menos un poco más”, le dijo Chesky.

Altman decidió recuperar lo que consideraba suyo.

Tras volar de regreso de Las Vegas, Altman se despertó el 18 de noviembre en su casa de San Francisco, con vistas panorámicas de la isla de Alcatraz. Poco antes de las 8 a. m., sonó su teléfono. Eran D’Angelo y McCauley.

Los miembros de la junta estaban nerviosos por la reunión del día anterior con los ejecutivos de OpenAI. Los clientes estaban pensando en pasarse a plataformas rivales. Google ya estaba intentando atraer a los mejores talentos, según dos personas con conocimiento de esos esfuerzos.

D’Angelo y McCauley pidieron a Altman que les ayudara a estabilizar la empresa.

Ese día, más de dos decenas de simpatizantes se presentaron en casa de Altman para presionar a la junta de OpenAI para que lo reincorporara. Ubicaron sus laptops en las superficies de mármol blanco de la cocina y se repartieron por la sala. Murati se unió a ellos y comunicó a la junta que no podía seguir siendo directora ejecutiva interina.

Para aprovechar la vulnerabilidad de la junta, Altman publicó en X: “quiero tanto a los empleados de openai”. Murati y decenas de empleados respondieron con emojis de corazones de colores.

Incluso cuando la junta se planteó traer de vuelta a Altman, quiso concesiones. Eso incluía la incorporación de nuevos miembros que pudieran controlar a Altman. La junta alentó la incorporación de Bret Taylor, expresidente de Twitter, quien rápidamente se ganó la aprobación de todos y aceptó ayudar a las partes a negociar. Como garantía, la junta también buscó otro director ejecutivo interino en caso de que las conversaciones con Altman no funcionaran.

Para entonces, Altman había reunido más aliados. Nadella, ahora seguro de que Altman no era culpable de mala conducta, lo apoyó con todo el peso de Microsoft.

En una llamada con Altman ese día, Nadella propuso otra idea. ¿Y si Altman se unía a Microsoft? La empresa, valorada en 2,8 billones de dólares, tenía la potencia en computación para cualquier cosa que quisiera construir.

Altman tenía ahora dos opciones: negociar un regreso a OpenAI en sus propios términos o llevarse el talento de OpenAI con él a Microsoft.

El 19 de noviembre, Altman estaba tan seguro de que volvería a ser nombrado director ejecutivo que él y sus aliados dieron un plazo a la junta: dimitir antes de las 10 a. m. o todos se irían.

Altman fue a la oficina de OpenAI para estar presente cuando se anunciara su regreso. Brockman también se presentó con su esposa, Anna. (La pareja se había casado en la oficina de OpenAI en una ceremonia de 2019 oficiada por Sutskever. El portador del anillo fue una mano robótica).

Para llegar a un acuerdo, Toner, McCauley y D’Angelo comenzaron un día de reuniones desde sus hogares. Dijeron que estaban abiertos a la vuelta de Altman si podían ponerse de acuerdo sobre los nuevos integrantes de la junta.

Altman y los suyos propusieron a Penny Pritzker, secretaria de Comercio del presidente Barack Obama; Diane Greene, fundadora de la empresa de software VMware; y otros. Pero Altman y la junta no se pusieron de acuerdo y discutieron sobre si él debía volver a formar parte de la junta de OpenAI y si un bufete de abogados debía realizar una revisión de su liderazgo.

Sin ningún acuerdo en el panorama, los miembros de la junta le comunicaron a Murati esa noche que nombraban como director ejecutivo interino a Emmett Shear, fundador de Twitch, un servicio de retransmisión de video propiedad de Amazon. Shear era partidario de desarrollar la inteligencia artificial de forma lenta y segura.

Altman, sin dar crédito a lo que había pasado, abandonó la oficina de OpenAI. “Me voy a Microsoft”, le dijo a Chesky y a otros.

Esa noche, Shear visitó las oficinas de OpenAI y convocó una reunión de empleados. El canal de Slack de la empresa se llenó de emojis de manos con el dedo del medio levantado.

Solo se presentaron una decena de trabajadores, incluido Sutskever. En el vestíbulo, Anna Brockman se le acercó llorando. Lo tomó del brazo y lo instó a reconsiderar la destitución de Altman. Él miraba, inexpresivo.

An illustration of Anna Brockman in tears, tugging on Ilya Sutskever’s arm.
Credit…Hokyoung Kim
Saliendo del conflicto

 

A las 4:30 a. m. del 20 de noviembre, D’Angelo despertó debido a una llamada telefónica de un empleado asustado de OpenAI. Si D’Angelo no abandonaba la junta directiva en los próximos 30 minutos, la empresa se hundiría.

D’Angelo colgó. Se dio cuenta de que en las últimas horas las cosas habían empeorado.

Justo antes de medianoche, Nadella había publicado en X que iba a contratar a Altman y Brockman para dirigir un laboratorio en Microsoft. Había invitado a otros empleados de OpenAI a unirse.

Esa mañana, más de 700 de los 770 empleados de OpenAI también habían firmado una carta diciendo que podrían irse con Altman a Microsoft a menos que la junta dimitiera.

En la carta destacaba un nombre: Sutskever, quien había cambiado de bando. “Lamento profundamente mi participación en las acciones de la junta”, escribió en X esa mañana.

La viabilidad de OpenAI estaba en entredicho. Los miembros de la junta no tenían más opción que negociar.

Para salir del impasse, D’Angelo y Altman hablaron al día siguiente. D’Angelo sugirió para la junta al exsecretario del Tesoro Lawrence Summers, profesor en Harvard. A Altman le gustó la idea.

Larry Summers, el fichaje más contestado de la nueva junta. (EFE/Manuel Bruque)
Larry Summers, el fichaje más contestado de la nueva junta. (EFE/Manuel Bruque)

Desde su casa en Boston, Summers habló con D’Angelo, Altman, Nadella y otros. Cada uno de ellos le pidió su opinión sobre la inteligencia artificial y la gestión, mientras que él le preguntó por el caos de OpenAI. Dijo que quería estar seguro de poder desempeñar el papel de intermediario.

Image

An illustration of a party in the OpenAI offices after Sam Altman is reinstated.
Credit…Hokyoung Kim

La incorporación de Summers obligó a Altman a abandonar su petición de un puesto en la junta y a aceptar una investigación independiente sobre su liderazgo y despido.

Al final del 21 de noviembre, tenían un acuerdo. Altman volvería como director ejecutivo, pero no a la junta. Summers, D’Angelo y Taylor serían miembros de la junta y Microsoft acabaría incorporándose como observador sin derecho de voto. Toner, McCauley y Sutskever dejarían la junta.

La segunda semana de diciembre, Altman y algunos de sus asesores seguían echando humo. Querían que se limpiara su nombre.

“¿Tienes un plan B para acabar con la suposición de que te van a despedir? No es sano ni cierto”, le dijo Conway a Altman en un mensaje de texto.

Altman dijo que estaba trabajando con la junta de OpenAI: “En realidad, quieren que no se hable de eso, pero creo que es importante abordarlo pronto”.

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Sobre los autores:

Nico Grant colaboró con este reportaje desde San Francisco. Susan Beachy colaboró con la investigación.

Tripp Mickle reporta sobre Apple y Silicon Valley para el Times y está radicado en San Francisco. Su trabajo sobre Apple se centra en los lanzamientos de productos, problemas de fabricación y desafíos políticos. También escribe sobre algunas tendencias en la industria tecnológica como los procesos de despidos, la inteligencia artificial generativa y los taxis robot. Más de Tripp Mickle

Cade Metz escribe sobre inteligencia artificial, vehículos autónomos, robótica, realidad virtual y otras áreas emergentes del sector tecnológico. Más de Cade Metz

Mike Isaac es corresponsal de tecnología para el Times, radicado en San Francisco. Cubre regularmente Facebook y Silicon Valley. Más de Mike Isaac.

Karen Weise escribe sobre tecnología y vive en Seattle. Su cobertura se centra en Amazon y Microsoft, dos de las empresas más poderosas de Estados Unidos. Más de Karen Weise.

Fuente: Fhe Nrew York Time

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  1. San Altman es una celebridad única en el mundo de la tecnología y lo refleja en esta lectura. Este tipo de conflictos subraya la necesidad de una reflexión profunda sobre los valores, la transparencia y la supervisión en el desarrollo y la implementación de la IA. Además, destaca la importancia de un liderazgo ético y una gobernanza sólida en el contexto de la revolución de la inteligencia artificial.

  2. Las tensiones sobre el futuro de la IA llevaron a OpenAI a momentos críticos. La búsqueda de equilibrio entre innovación y ética impulsó intensos debates internos. Estas «horas locas» reflejan la responsabilidad de moldear la IA para el bien común, equilibrando avances tecnológicos con consideraciones éticas y sociales. La transparencia y el compromiso con valores éticos son esenciales mientras la comunidad global navega por el vertiginoso desarrollo de la inteligencia artificial.

  3. En noviembre de 2023, la crisis interna en OpenAI puso de manifiesto las complejidades y tensiones relacionadas con el futuro de la inteligencia artificial (IA). La destitución del director ejecutivo, Sam Altman, desencadenó una disputa intensa que involucró a empleados y a inversores como Microsoft, siendo ampliamente discutida en las redes sociales. Aunque Altman finalmente fue reinstalado en su cargo, la junta directiva quedó marcada por la división resultante. Este episodio destaca la importancia de una gestión sólida en las empresas de IA para asegurar el desarrollo responsable de la tecnología, especialmente en un momento en el que la comunidad se encuentra inmersa en debates cruciales sobre el papel y el impacto futuro de la IA.

  4. Aquí se describe la crisis de liderazgo en OpenAI, una de las empresas más importantes del mundo en el campo de la inteligencia artificial. La crisis se desencadenó por importantes hallazgos en torno a un proyecto de inteligencia artificial general, Q*, que podría haber revelado un tipo de IA con capacidades cognitivas y mentales comparables a las humanas. La situación explotó tensiones y llevó a la destitución del CEO, Sam Altman. La crisis generó un profundo temor sobre los riesgos a largo plazo de la IA, lo que llevó a la renuncia de cientos de empleados ya una intervención de Microsoft, que se comprometió a aportar 13.000 millones de dólares a OpenAI. El artículo proporciona detalles sobre los eventos que llevaron a la crisis y sus implicaciones en el campo de la inteligencia artificial.

  5. Las horas más locas de OpenAI revelan la complejidad y los desafíos del debate sobre el futuro de la inteligencia artificial. Esta crisis pone de manifiesto la necesidad de abordar no solo el progreso técnico, sino también las implicaciones éticas y sociales de la IA, recordándonos la importancia de una discusión abierta y reflexiva sobre su desarrollo.

  6. A través del siguiente articulo se ha revelado las tensiones internas que hubieron, conflictos de liderazgo y la intervención de importantes actores, como Microsoft. Además me parece interesante como nos proporciona una visión interna de los eventos que llevaron a la destitución de Sam Altman, la cual se dio por las tensiones fundamentales en la organización respecto al papel y desarrollo de la inteligencia artificial. Y luego de ello una negociación para su regreso como director ejecutivo. Pero sobre todo centrada en la lucha entre visiones opuestas sobre la inteligencia artificial y la dirección de OpenAI, plantea preguntas importantes sobre la confianza en la empresa líder en IA y sus implicaciones en el desarrollo tecnológico. Siendo consciente de la situación y disputa que puede causar la IA debemos comprender el rol fundamental que tiene la regulación de esta herramienta.

  7. La crisis en OpenAI expuso profundas divisiones en su dirección, evidenciando tensiones cruciales en el camino hacia el futuro de la inteligencia artificial (IA). Bajo el liderazgo de Sam Altman, la junta y los ejecutivos se vieron inmersos en una confrontación que reveló fisuras fundamentales en la estrategia y visión de la empresa. Estas grietas podrían tener implicaciones significativas para el desarrollo y la ética de la IA, ya que diferentes perspectivas sobre el rumbo a seguir pueden impactar directamente en la toma de decisiones y en la dirección que OpenAI tome en este campo en constante evolución.

  8. OpenAI, una destacada organización en investigación de inteligencia artificial (IA), busca avanzar en la creación segura y beneficiosa de la IA para la humanidad. Fundada con el objetivo de liderar en este campo, OpenAI ha publicado trabajos de investigación significativos. Su visión de futuro destaca la importancia de distribuir equitativamente los beneficios de la IA y abordar los riesgos potenciales asociados. La organización está comprometida con la investigación en seguridad de la IA. Para obtener información actualizada, se recomienda revisar comunicados oficiales y publicaciones recientes de OpenAI.

  9. El artículo destaca la reciente destitución de Sam Altman, cofundador y líder de OpenAI, tras tensiones internas en la organización. Altman, conocido por su éxito con el chatbot ChatGPT, fue despedido por la junta directiva debido a acusaciones de deshonestidad. La lucha interna en OpenAI revela divisiones sobre la percepción del poder de la inteligencia artificial, enfrentando a aquellos preocupados por sus riesgos con aquellos que ven oportunidades. La situación involucró a actores importantes como Microsoft y ejecutivos de Silicon Valley, cuestionando la confianza en OpenAI para liderar el desarrollo de la IA. Este episodio plantea interrogantes sobre las personas y empresas detrás de la revolución de la inteligencia artificial.

  10. La crisis interna en OpenAI en noviembre de 2023 reveló las complejidades y tensiones en torno al futuro de la inteligencia artificial (IA). La destitución del director ejecutivo, Sam Altman, desencadenó una intensa disputa que involucró a empleados, inversores como Microsoft y se manifestó en redes sociales. Aunque Altman finalmente recuperó su puesto, la junta directiva quedó marcada por la división. Este incidente subraya la importancia de una gestión sólida en las empresas de IA para garantizar el desarrollo responsable de la tecnología, mientras la comunidad enfrenta debates cruciales sobre el papel y el impacto de la IA en el futuro.

  11. La lucha entre visiones divergentes sobre los riesgos y beneficios de la IA llegó a su punto culminante en una confrontación en la sala de reuniones. Microsoft, que tenía una importante inversión en OpenAI, ilustra la influencia de grandes intereses empresariales en la toma de decisiones. Altos ejecutivos de Silicon Valley respaldaron a Altman, revelando un enfrentamiento público y privado que pone de manifiesto las complejidades y divisiones en el mundo de la tecnología y la inteligencia artificial. La situación en Perú es revelador y preocupante. Describes cómo el fujimorismo ha contribuido a la degradación económica y social del país, cediendo porciones del territorio a empresas extranjeras, permitiendo la especulación desenfrenada y otorgando exoneraciones fiscales a grupos privilegiados. La conexión entre estas acciones y la presencia de mafias que han permeado todos los estratos de la sociedad es impactante.

  12. La crisis sobre el futuro de la IA experimentada por OpenAI ha destacado la necesidad de una discusión amplia y responsable sobre los desafíos éticos y estratégicos asociados con el desarrollo de la IA. Es crucial encontrar un equilibrio entre la innovación y la seguridad, promoviendo un enfoque ético y colaborativo para asegurar que la IA se utilice de manera responsable y en beneficio de la sociedad. Es fundamental que las organizaciones como OpenAI y la comunidad de IA en su conjunto trabajen en conjunto para establecer estándares éticos y salvaguardias adecuadas. Esto implica una mayor transparencia en la investigación, la regulación responsable y la promoción de la participación de diversos actores, incluidos expertos en ética, académicos y la sociedad civil.

  13. En noviembre de 2023, OpenAI, una de las empresas destacadas de inteligencia artificial, se vio envuelta en una crisis interna que puso en peligro su futuro. La junta directiva destituyó al director ejecutivo, Sam Altman, pues considero que no era el adecuado para liderar esta organización. Altman, contó con el apoyo de muchos empleados de OpenAI, así como de Microsoft, el mayor inversor de la empresa. Sin embargo, la disputa se prolongó tres días, durante los cuales se produjeron negociaciones, amenazas de dimisión y una guerra en redes sociales. Finalmente, Altman logró recuperar su puesto, pero la junta directiva se vio afectada por la división de la empresa. Esta crisis mostró las tensiones que existen con respecto al futuro de la IA y también destaco la importancia de la gestión en las empresas de IA, garantizando el uso responsable de la tecnología.

  14. La crisis de OpenAI nos lleva a reflexionar sobre el vertiginoso avance de la IA y sus implicaciones. Se debe considerar la importancia de un enfoque ético y responsable en el desarrollo y la implementación de esta tecnología. Asimismo, hay que resaltar la necesidad de un diálogo continuo y transparente entre los actores involucrados, desde los desarrolladores hasta los responsables políticos y la sociedad en su conjunto. Considero que esta crisis sirve como recordatorio de que el progreso tecnológico debe ir de la mano con la reflexión ética y la consideración de las implicaciones a largo plazo.

  15. La crisis en Open AI revela las tensiones profundas entre los líderes de la organización, especialmente en torno al liderazgo de Sam Altman. La confrontación, desencadenada por su destitución como CEO, ilustra las grietas en la visión de la inteligencia artificial (IA) dentro de la empresa. Las divisiones se intensificaron entre aquellos preocupados por los riesgos de la IA y aquellos que veían oportunidades lucrativas en la tecnología.

  16. Este artículo narra el conflicto interno en OpenAI, liderado por Sam Altman, que culminó en su destitución como director ejecutivo de la empresa. La confrontación se desarrolló en una videollamada en la que Altman se encontró con la junta directiva, que incluía a tres miembros independientes. Los miembros de la junta, liderados por Ilya Sutskever, científico jefe de OpenAI, acusaron a Altman de deshonestidad y votaron por su salida de la empresa. El trasfondo del conflicto revela tensiones acumuladas en OpenAI desde su fundación en 2015. La empresa, inicialmente concebida como una organización sin fines de lucro con el objetivo de beneficiar a la humanidad mediante el desarrollo de inteligencia artificial segura, experimentó cambios bajo el liderazgo de Altman. Este último, conocido por su papel en el éxito del chatbot ChatGPT, alteró la dirección de OpenAI al crear una filial con fines de lucro y asegurar una inversión de 1000 millones de dólares de Microsoft. Las divisiones en la junta surgieron a medida que Altman elevaba el perfil de la empresa y generaba atención mediática. Mientras algunos miembros de la junta estaban preocupados de que el éxito de ChatGPT fuera incompatible con la misión de una IA segura, otros cuestionaban las decisiones de Altman, como la elección de nuevos miembros de la junta. El conflicto alcanzó su punto máximo cuando Altman fue destituido, desencadenando una reacción en cadena que involucró a Microsoft y a figuras destacadas de Silicon Valley. La intervención de estos actores externos pone en duda la estabilidad y la confianza en OpenAI como líder en el desarrollo de inteligencia artificial. El artículo destaca la importancia del liderazgo y la dirección en empresas de tecnología de vanguardia, así como las preocupaciones éticas y estratégicas en torno al desarrollo de la inteligencia artificial.

  17. El despido de Sam Altman como director ejecutivo de OpenAI fue un acontecimiento inesperado que generó preocupación en la comunidad empresarial. Microsoft, el principal inversor de la empresa, se involucró para comprender las razones del despido. Tras una serie de conversaciones, se alcanzó un acuerdo por el cual Altman regresaría como director ejecutivo, pero no sería parte de la junta directiva.

  18. La crisis en OpenAI en relación con el futuro de la inteligencia artificial ha expuesto tensiones internas entre líderes y miembros de la junta, evidenciando divisiones en las perspectivas sobre el papel y los riesgos de la IA. La destitución del director ejecutivo, Sam Altman, ha generado conflictos y dudas sobre la integridad de la organización, involucrando a destacadas empresas y figuras de Silicon Valley. Esta situación plantea cuestionamientos sobre la confianza en las personas y empresas que lideran el desarrollo de la inteligencia artificial, así como su capacidad para abordar desafíos éticos y tecnológicos en este campo.

  19. El artículo muestra este conflicto, que involucra a líderes tecnológicos y grandes inversiones, resalta las tensiones fundamentales entre aquellos preocupados por los peligros de la IA y aquellos que ven oportunidades económicas y de prestigio.

  20. El despido de Sam Altman de OpenAI expone las tensiones fundamentales en la organización respecto al papel y desarrollo de la inteligencia artificial. La lucha entre visiones divergentes sobre los riesgos y beneficios de la IA llegó a su punto culminante en una confrontación en la sala de reuniones. La intervención de Microsoft, que tenía una importante inversión en OpenAI, ilustra la influencia de grandes intereses empresariales en la toma de decisiones. Altos ejecutivos de Silicon Valley respaldaron a Altman, revelando un enfrentamiento público y privado que pone de manifiesto las complejidades y divisiones en el mundo de la tecnología y la inteligencia artificial.a situación en Perú es revelador y preocupante. Describes cómo el fujimorismo ha contribuido a la degradación económica y social del país, cediendo porciones del territorio a empresas extranjeras, permitiendo la especulación desenfrenada y otorgando exoneraciones fiscales a grupos privilegiados. La conexión entre estas acciones y la presencia de mafias que han permeado todos los estratos de la sociedad es impactante.

  21. Para entender la actual crisis de OpenAI hay que remontarse a su nacimiento en 2015. En aquel entonces, quienes la levantaron, entre ellos Altman o Elon Musk, lo hicieron como una fundación sin ánimo de lucro. Su misión era llevar los beneficios de la inteligencia artificial a toda la humanidad y no dejar esta revolución a merced de los intereses privados de grandes tecnológicas como Google, que poco antes había comprado DeepMind. Ahora ChatGPT, la aplicación que causo que casi todas las grandes industrias tecnológicos buscaran ganar en una carrera frenética por la corona de la inteligencia artificial, está a punto de cumplir un año.

  22. Interesante, como los miembros de la junta y los ejecutivos de la empresa protagonizaron una confrontación que dejó al descubierto las grietas en el corazón de la tecnología. Por un lado, el debate y la diversidad de opiniones pueden enriquecer la toma de decisiones, fomentando la creatividad y la consideración de diferentes perspectivas. Sin embargo, si las tensiones no se gestionan adecuadamente, pueden conducir a conflictos perjudiciales. El artículo detalla cómo Altman, tras ser despedido, llevó a una crisis en OpenAI con amenazas de renuncias masivas. La situación pone de manifiesto interrogantes sobre la confianza en las personas y empresas por el desarrollo de la inteligencia artificial en la actualidad.

  23. El artículo describe la crisis en OpenAI, donde el ex CEO Sam Altman fue destituido por la junta directiva, generando una serie de eventos caóticos. Las tensiones entre las visiones sobre la inteligencia artificial (IA) y las prioridades de la empresa fueron evidentes. La intervención de Microsoft y el respaldo de figuras importantes de Silicon Valley jugaron un papel crucial. La historia destaca la complejidad de las discusiones sobre la IA y plantea preguntas sobre la confianza en las empresas líderes en este campo. En última instancia, revela cómo los conflictos internos pueden impactar a las principales empresas de IA.

  24. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, fue despedido en medio de tensiones y conflictos internos en la empresa de inteligencia artificial. Altman, figura clave en el éxito del chatbot ChatGPT, fue destituido tras acusaciones de deshonestidad y desacuerdo sobre la dirección de la IA. La junta directiva, dividida entre preocupaciones sobre los riesgos y los beneficios de la IA, votó por su salida. Altman, respaldado por figuras como Elon Musk y ejecutivos de Silicon Valley, intentó retomar el control, pero la junta eligió a Emmett Shear como director ejecutivo interino. La crisis plantea interrogantes sobre la confianza en las empresas de IA y sus líderes.

  25. El articulo relata la crisis que ocurrió en OpenAI sobre el futuro de la inteligencia artificial. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, fue confrontado por los miembros de la junta directiva de la empresa y ejecutivos debido a diferencias en su liderazgo. La crisis estalló cuando Altman fue despedido de su puesto. Sin embargo, posteriormente, Altman y sus aliados presionaron a la junta y finalmente llegaron a un acuerdo. Altman regresó como director ejecutivo, pero no formó parte de la junta, y se incorporaron nuevos miembros a la junta y a Microsoft como observador sin derecho a voto. La crisis en OpenAI plantea preguntas sobre las personas y empresas que están detrás de la revolución de la inteligencia artificial y su capacidad para manejar situaciones difíciles.

  26. Sam Altman es conocido por su experiencia en el ámbito tecnológico y su participación en el impulso de iniciativas innovadoras. Su liderazgo en OpenAI ha estado marcado por el interés en el desarrollo seguro y ético de la inteligencia artificial, así como por la búsqueda de avances significativos en el campo.

  27. La noticia del despido de Sam Altman sorprendió a la comunidad empresarial, generando preguntas en círculos prominentes de Silicon Valley y en Microsoft, el principal inversor de OpenAI. En un grupo privado de WhatsApp con destacados directores ejecutivos, la incertidumbre sobre las acciones de Altman se propagó rápidamente. Kevin Scott de Microsoft, al enterarse del despido, contactó a Mira Murati de OpenAI para comprender la situación. Satya Nadella, presidente ejecutivo de Microsoft, también se involucró, llamando a Murati y a D’Angelo, principal director independiente de OpenAI, buscando entender las razones detrás de la abrupta decisión de la junta. Para el final del 21 de noviembre, se alcanzó un acuerdo entre las partes involucradas. Sam Altman regresaría como director ejecutivo, pero no sería parte de la junta directiva.

  28. La inteligencia artificial ha emergido como una herramienta crucial en diversos campos, transformando la forma en que abordamos problemas y tomamos decisiones. Su importancia radica en su capacidad para analizar grandes cantidades de datos, identificar patrones y aprender de ellos, lo que permite automatizar tareas complejas y mejorar la eficiencia en procesos empresariales, médicos, científicos y sociales.
    Además, impulsa avances significativos en campos como la medicina, la investigación, la automatización industrial y la resolución de problemas complejos.

  29. Las luchas de poder en OpenAI, las diferencias ideológicas sobre los riesgos de la inteligencia artificial (IA), y el papel de Altman, revelan las fuertes tensiones internas que existen en esta empresa. Por un lado, el debate y la diversidad de opiniones pueden enriquecer la toma de decisiones, fomentando la creatividad y la consideración de diferentes perspectivas. Sin embargo, si las tensiones no se gestionan adecuadamente, pueden conducir a conflictos perjudiciales. El artículo detalla cómo Altman, tras ser despedido, llevó a una crisis en OpenAI con amenazas de renuncias masivas. la convergencia de intereses empresariales y éticos en el desarrollo de tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial (IA), es un desafío complejo. La gestión de esta convergencia implica equilibrar las metas y objetivos comerciales de la empresa con consideraciones éticas.

  30. El ojo de la tormenta es Altman, el multimillonario de 38 años. Altman, un obtentor de plantas y pionero de la tecnología con poca formación técnica, estaba impulsado más por el ansia de poder que por el dinero, según un exasesor. Aunque se ha convertido en la cara de la inteligencia artificial, cortejando a jefes de estado con predicciones sobre el impacto positivo de la tecnología en la privacidad, ha ofendido a quienes creen que ha ignorado sus riesgos potenciales.

  31. En el presente artículo se habla sobre la salida de Altman (quien llevo al éxito el chatbot ChatGPT) encargado de dirigir la empresa OpenAI y el drama que desemboco a partir de ella. Todo inicio cuando parte de la junta de la empresa se unió y voto de forma secreta dado que llevaban meses conversando para acordar la salida de Altman de la empresa, se dio una reunión en la cual le comunicaron su salida y que debería de apoyar a un director ejecutivo interino, mostrándose Altman de acuerdo en ese momento. Mas sin embargo poco después cambio de opinión iniciándose así una tormenta de tensiones y desacuerdos que dejo al descubierto las grietas en el corazón de la tecnología.

  32. El 17 de noviembre, Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, fue despedido en una sorpresiva confrontación con la junta de la empresa. La crisis reveló tensiones acumuladas durante años en OpenAI, entre quienes se preocupaban por los riesgos de la inteligencia artificial (IA) y aquellos que veían oportunidades en su desarrollo. Altman, conocido por su éxito con el chatbot ChatGPT, fue acusado de deshonestidad por la junta, compuesta por miembros independientes que creían que su liderazgo amenazaba la misión de OpenAI.

  33. La crisis en OpenAI sobre el futuro de la inteligencia artificial revela tensiones internas entre líderes y miembros de la junta, resaltando divisiones en la visión sobre el papel y los riesgos de la IA. La destitución del director ejecutivo, Sam Altman, desató conflictos y cuestionamientos sobre la integridad de la organización, involucrando a grandes empresas y figuras de Silicon Valley. La situación pone de manifiesto interrogantes sobre la confianza en las personas y empresas detrás del desarrollo de la inteligencia artificial, y la capacidad de gestionar desafíos éticos y tecnológicos en este campo.

  34. El conflicto parece haber surgido por diferencias en la percepción de los riesgos y beneficios de la inteligencia artificial, así como por preocupaciones sobre la transparencia y las decisiones de Altman. La narrativa destaca la importancia de la reputación y la confianza en el ámbito de la inteligencia artificial y plantea preguntas sobre la idoneidad de OpenAI para liderar el desarrollo de esta tecnología.

    En general, menciona lo que ofrece una visión detallada y reveladora de los desafíos internos que puede ser una empresa clave en el campo de la inteligencia artificial, señalando la complejidad y la importancia ética de la toma de decisiones en este campo emergente.

  35. Debido a que sacaron a Altman de OpenAI el le declaro la guerra a su junta, la razón de que le dieron sobre su salida fue que Altman habida sido deshonesto y que por esa razón no podía seguir liderando la empresa, todo este caso hizo preguntarse a las personas si la empresa pudiero hundirse por un comportamiento maledicente como se podría confiar en ella para desarrollar tecnología que tendrá grandes efectos en las personas, en mi opinión la junta de OpenAI debió anteponer los interés de la empresa, ver que es lo mejor para ello y cuidar la imagen que proyectan hacia las personas

  36. Este articulo resalta la importancia de reflexionar sobre las implicaciones éticas y de seguridad de la IA. Es crucial tener en cuenta las posibles consecuencias negativas y tomar medidas para garantizar un desarrollo responsable de la tecnología. La colaboración y el establecimiento de estándares éticos son fundamentales para garantizar un futuro seguro y beneficioso para la IA, y las organizaciones líderes desempeñan un papel clave en este proceso. Al abordar estos desafíos de manera proactiva, podemos aprovechar todo el potencial de la IA de manera responsable y ética.
    La crisis en OpenAI es un recordatorio de los desafíos y las complejidades que rodean el desarrollo de la inteligencia artificial. Revela la necesidad de abordar de manera proactiva las cuestiones éticas y de gobernanza en este campo en constante evolución. Es crucial que las partes interesadas trabajen juntas para establecer estándares claros y garantizar que la IA se desarrolle de manera responsable y beneficiosa para la sociedad. Esta crisis puede ser una oportunidad para reflexionar y promover un enfoque más colaborativo y ético en el desarrollo de la IA.

  37. El futuro de la inteligencia artificial (IA) se vislumbra prometedor y lleno de posibilidades. Se espera que la IA continúe avanzando en áreas como el aprendizaje profundo, el procesamiento del lenguaje natural, la visión por computadora y la toma de decisiones autónoma. Se anticipa que la IA se integrará aún más en diversas industrias, desde la atención médica y la educación hasta la manufactura y la conducción autónoma. El futuro de la IA también puede incluir avances en la creación de sistemas más comprensibles y transparentes, así como en la implementación de medidas regulatorias para garantizar un uso responsable. En general, el futuro de la inteligencia artificial está marcado por la innovación continua y la necesidad de abordar de manera proactiva sus implicaciones éticas y sociales.

  38. Interesante artículo que nos muestra que la posibilidad de que la IA pudiera tener consecuencias negativas significativas llevó a reflexiones profundas sobre la transparencia, la seguridad y el control en el diseño de sistemas de inteligencia artificial avanzados. Las horas más locas de OpenAI destacaron la necesidad de equilibrar la innovación con una gestión ética y precauciones para evitar posibles riesgos. A pesar de los desafíos, estas tensiones también ofrecieron lecciones valiosas y condujeron a una mayor conciencia sobre la importancia de colaborar con la comunidad global para establecer estándares éticos y garantizar un futuro seguro y beneficioso para la IA. La crisis, en última instancia, resalta la responsabilidad que recae sobre las organizaciones líderes en IA para liderar el camino hacia un desarrollo tecnológico sostenible y ético.

  39. Interesante articulo que nos muestra como OpenAI enfrentó una crisis interna que llevó al despido de Sam Altman, su director ejecutivo, debido a tensiones entre visiones divergentes sobre la inteligencia artificial (IA). Altman, conocido por elevar el perfil de OpenAI, fue acusado de deshonestidad por la junta directiva, compuesta por miembros con filosofías opuestas sobre los riesgos y beneficios de la IA. La situación involucró a actores importantes como Microsoft, que había invertido significativamente en OpenAI, y líderes de Silicon Valley que respaldaron a Altman. Después de su despido, Altman buscó recuperar su posición, contando con el respaldo de aliados como Airbnb. La junta intentó resistir, proponiendo nuevos miembros y un director ejecutivo interino.

  40. La reciente crisis en OpenAI revela las tensiones y divisiones inherentes a la comunidad de inteligencia artificial, poniendo al descubierto desacuerdos fundamentales sobre la dirección y ética en el desarrollo de esta tecnología. La lucha de poder entre Sam Altman y los miembros de la junta refleja la dualidad persistente en la percepción de la IA: como una herramienta con potencial para el bien y el avance, pero también como una amenaza que debe ser manejada con precaución. La intervención de grandes empresas como Microsoft y la movilización de líderes de la industria subrayan la importancia estratégica y económica que se le asigna a la IA en el panorama actual. Este conflicto podría tener repercusiones significativas en el desarrollo futuro de la inteligencia artificial, ya que plantea preguntas críticas sobre la gobernanza, la transparencia y la responsabilidad en un campo tecnológico que impacta cada vez más en la sociedad en su conjunto.

  41. El presente artículo habla acerca de la confrontación interna en la empresa OpenAI que expuso las tensiones existentes en torno al liderazgo y la dirección de la inteligencia artificial. Se destaca cómo el CEO de OpenAI, Sam Altman, fue confrontado por los miembros de la junta directiva, quienes lo acusaron de deshonestidad y cuestionaron su capacidad para liderar la empresa, lo cual pone de manifiesto las divisiones y debates en la industria de la tecnología y la inteligencia artificial. Asimismo, se menciona que Microsoft, habría invertido una gran cantidad de dinero en OpenAI y además que altos ejecutivos de Silicon Valley también se movilizaron para respaldar a Altman. En conclusión, el artículo ofrece una visión intrigante de la crisis en OpenAI y plantea interrogantes sobre el futuro de la IA y las responsabilidades de las empresas en este campo.

  42. En este articulo interesante detalla que en 2023, OpenAI enfrentó una crisis interna marcada por tensiones y desacuerdos en su liderazgo. Sam Altman, cofundador y CEO, fue despedido por la junta directiva por supuestas deshonestidades, desencadenando una serie de eventos conflictivos. La situación se intensificó cuando Altman decidió luchar por su posición, con apoyo de importantes figuras en Silicon Valley y Microsoft, principal inversor de OpenAI. Este caos puso en tela de juicio la confiabilidad y dirección de OpenAI, una empresa líder en el desarrollo de inteligencia artificial. La crisis culminó con maniobras significativas en la estructura de liderazgo y la junta directiva de la organización.

  43. Se evidencia la crisis en OpenAI, con tensiones entre quienes temen los riesgos de la inteligencia artificial y aquellos que ven sus beneficios. La destitución de Sam Altman como CEO desencadenó luchas de poder, involucrando a Microsoft y otros actores clave de Silicon Valley. La reinstalación de Altman, pero sin su retorno a la junta, refleja un compromiso, mientras que la investigación independiente sugiere problemas internos no resueltos. El episodio pone en duda la invulnerabilidad percibida de OpenAI y plantea cuestionamientos sobre su capacidad para liderar el desarrollo ético de la inteligencia artificial.

  44. La crisis en OpenAI subraya las tensiones fundamentales en la comunidad de la IA entre aquellos que están cautelosos sobre los riesgos de la tecnología y aquellos que buscan aprovechar sus beneficios. La destitución de Altman resalta la lucha entre la ética y el potencial lucrativo de la IA. Además, la intervención de gigantes como Microsoft y la movilización de ejecutivos de Silicon Valley subrayan la importancia estratégica de la IA en el ámbito empresarial. La falta de transparencia en las acciones y decisiones de Altman crea dudas sobre la integridad de los líderes en la vanguardia de la IA y plantea preguntas cruciales sobre la confianza en el desarrollo de tecnologías con impacto global.

  45. En los últimos tres días hemos asistido a una frenética avalancha de acontecimientos que han sacudido a OpenAI y complican su futuro. El despido de Sam Altman y su posterior fichaje por Microsoft son los ejes de una situación que tiene muchísimas aristas. Hemos querido repasar la cronología de la crisis de OpenAI, pero este artículo nos hace conocer la crisis y la legada a su fianl, donde gano el capitalismo de los ricachones, era de esperar que llegarán a un consenso.

  46. Este artículo me llevó a investigar sobre el tema. La jugada del fichaje le ha salido redonda porque la práctica totalidad de los empleados de OpenAI están dispuestos a seguir a estos dos directivos. “Sería como una opa hostil sin pagar más dinero del que ya invirtió en su día. Además, sería una incorporación brutal de talento”, comenta Calvo. El acuerdo entre ambas compañías sigue vigente, por lo que si nada cambia en este sentido, Microsoft podría seguir accediendo a los desarrollos y la tecnología de OpenAI. Algo que podría facilitar y mucho el desarrollo y la puesta al día de la nueva división que planea levantar para dar cabida a Altman, que además llegaría con el título de CEO de dicha unidad de negocio, lo que da fe de lo ambicioso del movimiento. “Si todo esto acaba terminando de esta manera, Microsoft está muy bien posicionado para negociar la compra y absorber todo el trabajo de Open AI a un coste muy bajo”. En este juego de intereses, muy normal entre empresarios, no se llegó al desborde.

  47. Para entender la actual crisis de OpenAI hay que remontarse a su nacimiento en 2015. En aquel entonces, quienes la levantaron, entre ellos Altman o Elon Musk, lo hicieron como una fundación sin ánimo de lucro. Su misión era llevar los beneficios de la inteligencia artificial a toda la humanidad y no dejar esta revolución a merced de los intereses privados de grandes tecnológicas como Google, que poco antes había comprado DeepMind. Se fijaron la meta de conseguir reunir 1.000 millones de dólares en concepto de donaciones. Pasados los años, solo lograron recaudar 130 millones. Una cifra insuficiente para afrontar las recurrentes inversiones en infraestructura y personal que requiere el desarrollo de esta tecnología. Para conseguir el combustible necesario para mantener el vuelo, Altman promovió un cambio fundamental en 2019. Crearon una sociedad con fines mercantiles que les dio la capacidad de recaudar financiación de inversores externos, así como contratar trabajadores para esa actividad lucrativa. Para no distorsionar el objetivo inicial, se establecieron ciertos límites. La puggna empresarial siempre se da en las grandes corporaciones, pero al final llegaron a buen pouerto.

  48. Han sido 72 horas de decisiones inesperadas y giros de guion más propios de una serie como Succession. Todo arranca el pasado viernes por la noche con el despido fulminante de Sam Altman, cofundador de la compañía. El consejo de administración no aclara el motivo exacto y se escuda en un comunicado escueto en el que argumentan «pérdida de confianza». Para lograr una transición tranquila, será Mira Murati, drectora de tecnología, la que tomará el mando temporalmente. La noticia pilla con el pie cambiado a los principales accionistas, entre ellos Microsoft, que hace meses invirtió 10.000 millones, lo que les otorga el control sobre el 49% de la compañía. Se dice que el personal administrativo y técnico cerro filas con él. Esto fue un juejo de grande intereses de escala mundial que vale estudiar par aprender el escenario de las grandes corporaciones.

  49. ChatGPT, la aplicación que provocó que casi todos los gigantes tecnológicos se lanzaran a una carrera frenética por la corona de la inteligencia artificial, está a punto de cumplir un año. Una efeméride que va a llegar en el momento más surrealista y convulso que atraviesa esta tierna industria tras un fin de semana esquizofrénico que ha puesto a OpenAI, hasta hace unos días el rival a batir por todos, a los pies de los caballos. Cada gran empresario con su propia estrategia. Felizmente salieron del conflicto en que se encontraron.