Fitch advierte al Perú tras pasar el “techo” del déficit fiscal

Agencia calificadora subrayó los puntos que podrían afectar la calificación soberana del Perú. Analizando los detalles.

Por: Luis Alberto Pintado Córdova y Óscar Raúl Pantoja Cáceres en colaboración con Alfonso Barba Caballero ABC

Fuente: El Economista

La agencia de calificación espera que el déficit de 2024 se reduzca con una modesta recuperación económica, siempre y cuando no se repitan los gastos temporales.

La agencia de calificación estadounidense Fitch Ratings publicó un informe que resalta cómo el déficit fiscal de Perú en 2023 y el incumplimiento de sus metas de presupuesto pueden tener un impacto en la calificación de deuda del país.

Aunque la crisis parece estar bajo control, Fitch continuará evaluando el riesgo de que las presiones fiscales y un crecimiento potencial más débil después de la pandemia lleven a déficits y deudas estructuralmente más altos a mediano plazo. La agencia advierte que esto pondría en peligro su  calificación soberana de Perú, actualmente clasificado como «BBB».

En 2023, la economía peruana se contrajo en un estimado del 0,2% debido a protestas sociales generalizadas en el primer semestre del año y eventos climáticos extremos. Desde la perspectiva de Fitch, el crecimiento potencial puede haber disminuido debido a la inestabilidad política y a la reducción de la inversión.

El débil crecimiento y la baja de los precios del cobre llevaron a una caída en los ingresos y al aumento del déficit del Sector Público No Financiero (SPNF) a pesar de la contención del gasto. Los datos del Ministerio de Economía y Finanzas peruano (MEF) muestran que el déficit del SPNF en 2023 se amplió al 2,8% del PIB desde el 1,7% en 2022, superando la regla fiscal del gobierno del 2,4%.

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Las expectativas son muy importantes para el crecimiento económico de un país y esto se refleja en la calificación de la deuda de los países.

 

Los ingresos cayeron 2,3 puntos porcentuales a 19,7% del PIB. El gasto disminuyó 1 punto porcentual a 22,5% del PIB a medida que se eliminaban los gastos relacionados con la pandemia, a pesar de salarios e intereses más altos, la implementación del plan de reactivación económica «Con Punche Perú» del gobierno y esfuerzos de mitigación para eventos climáticos.

Fitch anticipaba que se incumpliría la meta de déficit de 2023 a medida que los ingresos se ajustaban a la recesión y a los precios del cobre, aunque en menor medida (habíamos pronosticado un déficit del 2,6% del PIB). La deuda del SPNF/PIB disminuyó 0,8 puntos porcentuales al 33,0% del PIB debido al fuerte crecimiento nominal del PIB en medio de una alta inflación, 22,8 puntos porcentuales por debajo de la mediana de la categoría «BBB». El fondo de estabilización fiscal se rellenó, duplicándose al 1,2% del PIB interanual en junio. La baja deuda pública de Perú en comparación con sus pares de la categoría «BBB» es una fortaleza en la calificación.

La agencia espera que el déficit de 2024 se reduzca con una modesta recuperación económica, siempre y cuando no se repitan los gastos temporales. Sin embargo, se cree que la estrategia de consolidación de las autoridades, apuntando a déficits del 2% del PIB este año y del 1,5% en 2025, de acuerdo con las reglas fiscales, se basa en proyecciones optimistas de crecimiento. El Estado peruano pronostica un crecimiento real del PIB del 3% en 2024, en comparación con el 2,1% de Fitch, cifra ubicada en el extremo inferior del crecimiento potencial.

Existen riesgos fiscales debido a la posibilidad de un mayor apoyo a Petroperú. Las autoridades han indicado que no planean inyecciones de capital, como se refleja en nuestra reciente rebaja de Petroperú a «B+»/Negativa desde «BB+»/Negativa, lo que no afecta directamente la calificación soberana de Perú.

El gobierno ha acelerado recientemente la reestructuración de Petroperú y mejoró la gobernanza corporativa, cambiando al principal accionista de la empresa del Ministerio de Energía y Minas peruano al MEF. Fitch cree que se necesita más apoyo, ya que los niveles de deuda siguen siendo altos en un entorno de márgenes de refinación comprimidos. La deuda total de Petroperú es manejable en US$ 5.000 millones (1,9% del PIB).

Sin embargo, la empresa presenta pasivos contingentes para el soberano, que proporcionó un apoyo total de US$ 2.250 millones (0,9%) en 2022, incluyendo un préstamo directo de US$ 750 millones, una inyección de capital de US$ 1.000 millones y US$ 500 millones en garantías de préstamos. El apoyo recurrente podría convertirse en otra fuente de presión fiscal estructural.

La estabilidad política y la eficacia gubernamental han sufrido debido a la agitación política en los últimos años. La administración de la presidenta Boluarte ha obtenido poderes legislativos para aprobar algunas medidas económicas, pero un estancamiento político continuo podría poner a prueba su capacidad para evitar más deslizamientos fiscales antes de las elecciones de 2026. Volver al cumplimiento de la regla fiscal reforzaría la credibilidad de la política y ayudaría a evitar un aumento de la deuda pública.

Pero si el complicado panorama político dañara aún más el potencial de crecimiento a medio plazo y llevara a una política más expansiva para apoyar la economía peruana y abordar el malestar social, esto podría afectar la trayectoria fiscal en comparación con los pares de calificación. Un relajamiento significativo de la política fiscal que conduzca a un aumento sostenido de la deuda/PIB, una mayor disminución de la gobernanza y/o un menor potencial de crecimiento podría llevar a una acción de calificación negativa.

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En términos absolutos, la situación no es crítica comparado a Argentina, pero eso es un ‘engaña muchachos’, porque no ha habido la capacidad para hacerle frente al sistema fiscal. Incumplir refleja la capacidad del gobierno de generar mayores ingresos.

 

Un informe de Gestión, desde otra perspectiva, señala que pese a que en el 2023 el Perú incumplió con el “techo” fiscal, que estaba situado en 2.4% del producto bruto interno (PBI), la agencia calificadora Fitch Ratings espera que este año se reduzca el déficit “gracias a una recuperación modesta de la economía” y “suponiendo que no se repita el gasto temporal”, pero ve grandes riesgo para su calificación.

“El déficit fiscal de Perú en 2023 pone de relieve los riesgos para el perfil crediticio soberano derivados del crecimiento moderado y la incertidumbre política que podrían extenderse a las cuentas fiscales”, dijo Fitch Ratings en su reciente informe. Aunque la crisis parece estar bajo control, la agencia calificadora apuntó que seguirá evaluando el riesgo de que las presiones fiscales y el crecimiento potencial pospandemia más débil podrían comenzar a generar déficit y deuda estructuralmente más altos en el mediano plazo.

Fitch advirtió que “el desfase fiscal sostenido podría afectar la calificación soberana del Perú”, que actualmente se encuentra como “BBB” con perspectiva negativa. “Creemos que la estrategia de consolidación de las autoridades, que apunta a déficit del 2% del PBI este año y del 1.5% en 2025, en línea con las reglas fiscales, se basa en proyecciones de crecimiento optimistas”, indicó la agencia calificadora en su último reporte.

Como bien se sabe, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyectó que el crecimiento de la producción nacional sería del 3% en 2024, en comparación con el 2.1% de Fitch, en el extremo inferior del crecimiento potencial.

Más riesgos

Fitch sostuvo que los riesgos fiscales existen “por la posibilidad de un mayor apoyo a Petroperú”, aunque las autoridades peruanas han indicado que no planean inyecciones de capital.

La semana pasada, Fitch Ratings decidió rebajar la calificación crediticia de Petroperú a ‘B+’ desde ‘BB+’, al mismo tiempo que ha mantenido la perspectiva negativa para la compañía, en medio de la crisis financiera que atraviesa la petrolera. “No afecta directamente la calificación soberana del Perú”, indicó.

La agencia calificadora señaló que, recientemente, el Gobierno peruano aceleró la reestructuración de Petroperú y mejoró su gobierno corporativo, cambiando el accionista mayoritario de la empresa del Ministerio de Energía y Minas al Ministerio de Economía y Finanzas.

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Fitch cree que la empresa estatal necesita más apoyo, ya que persisten altos niveles de deuda en un entorno de compresión de los márgenes de refinación.

Mencionó que la deuda total de Petroperú es de US$ 5,000 millones (1.9% del PBI), pero la empresa presenta pasivos contingentes ante el soberano, que brindó apoyo por un total de US$ 2,250 millones (0.9%) en 2022, incluido un préstamo directo de US$ 750 millones, una inyección de capital de US$ 1,000 millones y US$ 500 millones en garantías de préstamos. El apoyo recurrente podría convertirse en otra fuente de presión fiscal estructural.

Precisó también que la estabilidad política y la eficacia del Gobierno se han visto afectadas en medio de la agitación política de los últimos años. La administración de la presidenta Boluarte ha obtenido poderes legislativos para aprobar algunas medidas económicas, pero el continuo estancamiento político puede poner a prueba su capacidad para evitar mayores desvíos fiscales antes de las elecciones de 2026.

“Volver al cumplimiento de la regla fiscal reforzaría la credibilidad de las políticas y ayudaría a evitar un aumento de la deuda pública”, apuntó.

Sin embargo, Fitch sostuvo que si el desafiante contexto político dañara aún más el potencial de crecimiento a mediano plazo y condujera a una política más expansiva para apoyar la economía y abordar el descontento social, esto podría perjudicar la trayectoria fiscal en relación con sus pares calificadores.

“Una flexibilización material de la política fiscal que conduzca a un aumento sostenido de la deuda/PBI, una mayor caída de la gobernanza y/o un menor potencial de crecimiento podría conducir a una acción de calificación negativa”, refirió.

Fortaleza de la calificación

Fitch indicó que la baja deuda pública del Perú (que cayó 0.8 pp hasta el 33% del PBI) en relación con sus pares de la categoría ‘BBB’ es una fortaleza de calificación, pero recordó que el año pasado anticipó que no alcanzaría el objetivo de déficit fiscal a medida que los ingresos se ajustaran a la recesión y a los precios del cobre, aunque por un margen menor (pronosticaron un déficit del 2.6% del PBI).

Remarcó que el débil crecimiento y los menores precios del cobre provocaron una caída de los ingresos y un aumento del déficit del Sector Público No Financiero (SPNF), a pesar de la restricción del gasto.

Los datos del MEF muestran que el déficit del SPNF en 2023 se amplió al 2.8% del PBI desde el 1.7% en 2022, por encima de la regla fiscal del gobierno del 2.4%.

“El gasto cayó un punto porcentual hasta el 22.5% del PBI a medida que se eliminó gradualmente el gasto relacionado con la pandemia, a pesar de los mayores salarios e intereses, el lanzamiento del plan gubernamental de reactivación económica Con Punche Perú y los esfuerzos de mitigación de eventos climáticos”, afirmó.

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20 Comentarios

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  1. Para la reflexión: Mientras que un superávit fiscal es generalmente bueno (no hay que detraer de la economía privada más de lo necesario), el déficit fiscal puede ocasionar la falta de liquidez y necesidad de financiación de los gastos presupuestarios, ya sea mediante deuda (recurso más utilizado), como demorar los pagos, y en ocasiones, si la diferencia entre ingresos y gastos es grande, una administración puede ir a la quiebra. Es el caso de Grecia o Portugal con la crisis de 2008, donde el Estado no fue capaz de financiar sus gastos por sí mismo, recurriendo a financiación exterior (rescate).

  2. Espermos no llegar al máximo climax de deficit fiscal. El déficit fiscal se produce cuando en una administración pública los gastos son mayores que los ingresos fiscales (tributos y cotizaciones) en un periodo de tiempo, normalmente un año.
    Se origina cuando una administración pública no es capaz de recaudar suficiente dinero para afrontar sus gastos.
    Las administraciones públicas tienen la obligación de realizar un presupuesto para saber cuáles serán sus ingresos y gastos en el próximo año. Por ello, sabrán con anterioridad si un Estado va a tener o no déficit fiscal. En este caso se conoce como déficit presupuestario, porque hace referencia al déficit fiscal previsto por el Gobierno al realizar los presupuestos del año siguiente.
    También se denomina déficit fiscal cuando una administración recibe menos dinero que otra en función de lo que aporta (por ejemplo entre una región y un Estado).

  3. Fitch advirtió que “el desfase fiscal sostenido podría afectar la calificación soberana del Perú”, que actualmente se encuentra como “BBB” con perspectiva negativa. “Creemos que la estrategia de consolidación de las autoridades, que apunta a déficit del 2% del PBI este año y del 1.5% en 2025, en línea con las reglas fiscales, se basa en proyecciones de crecimiento optimistas”, indicó la agencia calificadora en su último reporte.

  4. Mucho cuidado: la deuda total de Petroperú es de US$ 5,000 millones (1.9% del PBI), pero la empresa presenta pasivos contingentes ante el soberano, que brindó apoyo por un total de US$ 2,250 millones (0.9%) en 2022, incluido un préstamo directo de US$ 750 millones, una inyección de capital de US$ 1,000 millones y US$ 500 millones en garantías de préstamos. El apoyo recurrente podría convertirse en otra fuente de presión fiscal estructural.

  5. Fitch sostuvo que los riesgos fiscales existen “por la posibilidad de un mayor apoyo a Petroperú”, aunque las autoridades peruanas han indicado que no planean inyecciones de capital.
    La semana pasada, Fitch Ratings decidió rebajar la calificación crediticia de Petroperú a ‘B+’ desde ‘BB+’, al mismo tiempo que ha mantenido la perspectiva negativa para la compañía, en medio de la crisis financiera que atraviesa la petrolera. “No afecta directamente la calificación soberana del Perú”

  6. En términos absolutos, la situación no es crítica comparado a Argentina, pero eso es un ‘engaña muchachos’, porque no ha habido la capacidad para hacerle frente al sistema fiscal. Incumplir refleja la capacidad del gobierno de generar mayores ingresos.

  7. En poco más de dos años, Fitch Ratings ha rebajado la calificación de riesgo de Petro-Perú en cuatro oportunidades; en medio de un cuestionable manejo corporativo, un elevado endeudamiento y frente a la reducida liquidez de la empresa. El último ‘downgrade’ fue este miércoles, cuando la agencia crediticia recortó el ráting de la estatal en tres escalones (de BB+ a B+) y expuso así la debilidad financiera que actualmente hunde a la petrolera. Tiene gastos enormes y obsoletos.

  8. la empresa Petroperú, presenta pasivos contingentes para el soberano, que proporcionó un apoyo total de US$ 2.250 millones (0,9%) en 2022, incluyendo un préstamo directo de US$ 750 millones, una inyección de capital de US$ 1.000 millones y US$ 500 millones en garantías de préstamos. El apoyo recurrente podría convertirse en otra fuente de presión fiscal estructural.
    Desde mi humilde opiniónPetrperú es una empresa insalvable, le originará como hoy puros problemas al Estado peruano.

  9. Aunque la crisis parece estar bajo control, Fitch continuará evaluando el riesgo de que las presiones fiscales y un crecimiento potencial más débil después de la pandemia lleven a déficits y deudas estructuralmente más altos a mediano plazo. La agencia advierte que esto pondría en peligro su calificación soberana de Perú, actualmente clasificado como «BBB». La experiencia nos enseña que el Perú convive con sus problemas y poco a poco sale adelante.