Las puertorriqueñas que fueron usadas como «conejillos de indias» por EE.UU. para probar la píldora anticonceptiva
GETTY IMAGES. Un grupo de mujeres trabaja en una fábrica en Puerto Rico en 1970. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., en 1982 un 41% de las mujeres casadas en el territorio estaba esterilizadas.
- Author, Ronald Ávila-Claudio
- Role, Periodista BBC News Mundo
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Dos mujeres, de pie en un complejo de vivienda pública en San Juan, Puerto Rico, miran perplejas. Una de ellas, tímida, describe unos síntomas: “Se me fue el mundo, se me nubló la vista. Lo único que dije fue: ‘Virgen del Carmen, cuídame a mis hijos‘”.
Luego, diciendo que no con la cabeza, la otra comenta: “Se estaba experimentando con nosotras sin saberlo”.
La escena es parte del documental “La Operación” (1982). Las mujeres, cuyos nombres no son mencionados, describían cómo fue su participación en el primer ensayo clínico a gran escala en el que se probó la efectividad de la píldora anticonceptiva en los años 50 del siglo pasado.
En el filme ambas afirman que desconocían ser parte de una investigación.
Como ellas, otras cientos de mujeres boricuas de origen humilde, sin saberlo, fueron pacientes del estudio dirigido por dos académicos estadounidenses.
El medicamento, que desde su comercialización en 1960 permitió que las mujeres tuviesen mayor control sobre sus cuerpos, porque no dependían del hombre para planificar la maternidad, fue probado en Puerto Rico gracias a una peculiar política pública de control de la sobrepoblación impulsada por el gobierno local de la isla y EE.UU.
En medio de un boom de nacimientos durante la primera mitad del siglo XX, con muchos ciudadanos en situación de extrema pobreza, la solución de los políticos de turno nombrados por EE.UU. fue fomentar que los puertorriqueños no tuvieran hijos.
Y sus iniciativas, explica la profesora de la Universidad de Puerto Rico Ana María García, directora de “La Operación”, estaban diseñadas específicamente para que esa reducción de la población se diera entre las comunidades más pobres.
GETTY IMAGES. La píldora anticonceptiva, que ayudó a que las mujeres tuviesen mayor libertad, fue aprobada por las autoridades de EE.UU. en 1960.
“Fueron dirigidas a las mujeres más pobres, más racializadas y menos escolarizadas del país”, dice, por su parte, Lourdes Inoa, de la ONG feminista puertorriqueña Taller Salud.
“Porque eran quienes menos oportunidad tenían de conocer las repercusiones de participar de este tipo de procedimientos. El consentimiento, en este contexto, es altamente cuestionable”, agrega.
Con financiación privada, pero también del Estado, la isla fue “un gran laboratorio de control de natalidad”, sostiene García.
Y las mujeres, añade Inoa, se convirtieron “en conejillos de indias”.
Dos científicos y dos activistas
El origen de la píldora, que según Naciones Unidas actualmente es usada por 150 millones de mujeres en todo el mundo, tuvo lugar lejos de Puerto Rico, entre las paredes de la prestigiosa Universidad de Harvard, en Massachusetts.
Quienes desarrollaron el fármaco fueron dos reconocidos profesores de la institución: John Rock y Gregory Pincus.
El primero, cuenta la historiadora Margaret Marsh, profesora en la Universidad de Rutgers en New Jersey, era uno de los expertos en fertilidad más importantes de Norteamérica, paradojalmente católico, y que pensaba que los matrimonios debían tener el derecho a decidir cuándo tener hijos.
El segundo era un biólogo que en más de una ocasión catalogó la sobrepoblación como “el mayor problema para los países en desarrollo”.
Ambos estuvieron financiados y supervisados muy de cerca por Margaret Sanger, enfermera y experta en salud fundadora de la organización Planned Parenthood, y por la acaudalada líder sufragista Katharine McCormick.
GETTY IMAGES. Gregory Pincus, un biólogo de la Universidad de Harvard, fue uno de los directores del ensayo clínico a gran escala que se realizó en Puerto Rico.
GETTY IMAGES. Margaret Sanger fue la fundadora de la primera clínica de control de natalidad en EE.UU., que luego se convertiría en la organización Planned Parenthood.
Ellas, afirma Inoa, “buscaban que las mujeres estuvieran insertadas en diversas facetas de la sociedad, para que tuvieran mayor poder”. Controlar la maternidad era esencial para lograrlo.
Pero es conocido que Sanger defendía la eugenesia, la filosofía social que defiende la mejora de la raza humana mediante la selección biológica.
Y por eso permitió que se experimentara en mujeres pobres y en situaciones de vulnerabilidad.
“El movimiento por el control de la natalidad, de alguna manera, tenía dos vertientes. Una buscaba que las mujeres tomaran sus propias decisiones reproductivas y la otra era la idea de que el control de natalidad era bueno porque la gente pobre tendría menos hijos”, agrega Marsh.
GETTY IMAGES. Katherine McCormick fue una sufragista y millonaria heredera que financió el proyecto de las píldoras anticonceptivas.
Los primeros estudios
Las primeras investigaciones de la píldora anticonceptiva en EE.UU. se realizaron en ratas y otros animales.
Luego, en una decisión “poco ética”, los científicos administraron el medicamento a un reducido grupo de pacientes en un hospital público para personas con problemas de salud mental de Massachusetts, cuenta Marsh, quien es experta en la historia de la anticoncepción en EE.UU.
“Las familias de las pacientes sí dieron el permiso para que se realizara el estudio, pero ellas en sí, por estar en un hospital psiquiátrico, no consintieron. Aunque en esa época esto era legal”, comenta.
En esta fase, Pincus y Rock descubrieron que los compuestos que habían creado tenían el resultado de detener la ovulación. Así que buscaron un lugar para hacer un ensayo a mayor escala, para que los reguladores estadounidenses aprobaran la píldora.
En Massachussets, explica la profesora García, el control de natalidad era ilegal. Allí también había limitaciones legales para las experimentación con seres humanos.
Fue entonces cuando los científicos tuvieron que identificar un “lugar ideal”.
La isla laboratorio
Decidieron ir a Puerto Rico porque allí la esterilización, y en general la experimentación para lograr la anticoncepción, era legal desde 1937.
“Se aprobó una ley en un momento histórico, cuando en el resto del planeta, incluyendo EE.UU., la esterilización amplia no era legal”, señala García.
La legislación fue firmada por el gobernador Blanton C. Winship, un hombre que también apoyaba la eugenesia públicamente, y quien -según un artículo del New York Times- urgía a que en Puerto Rico se investigara el control poblacional, porque para él era el único “medio confiable para mejorar la raza humana”.
En la década de 1950, cuando los investigadores de la píldora llegaron a la isla, un 41% de las mujeres puertorriqueñas en edad reproductiva ya había probado algún método de anticoncepción, según un estudio de la Universidad de Puerto Rico.
Esto fue posible gracias a que la legislación permitió la creación de decenas de clínicas de planificación familiar alrededor del territorio, incluso en los pueblos más remotos, subvencionadas por el gobierno y que tenían personal que fomentaba el control de natalidad entre las mujeres.
La red de clínicas atrajo también la atención de Pincus y Rock, quienes pensaron que podían usarlas para desarrollar su proyecto.
El equipo, sin embargo, decidió concentrarse primero en un solo barrio de San Juan, la capital.
FUENTE DE LA IMAGEN,THE NEW YORK TIMES. Recorte de The New York Times que habla del gobernador Blanton C. Winship.
Las mujeres de Río Piedras
En la isla el experimento comenzó en 1955 como un proyecto en el que participaron estudiantes de medicina y enfermería. Pero el estudio era demasiado complicado y doloroso, por lo que muchas no lo terminaban.
Además, la píldora probada en Puerto Rico era una dosis mucho más alta que la actual y causaba fuertes efectos secundarios.
«Era necesario realizarles análisis de orina, biopsias endometriales y otras pruebas para determinar si estaban ovulando o no. Es un procedimiento incómodo. Si tienes a estudiantes que realmente no tienen la necesidad de métodos de anticoncepción, no iban a estar dispuestas a continuar», comenta Marsh.
El medicamento les causaba nauseas, mareos, vómitos y dolor de cabeza. Pincus, sin embargo, descartó estos efectos secundarios y alegó que eran una consecuencia “psicosomática”.
“Creía tanto en la pastilla, que él se la estaba dando a sus familiares. A sus nietas, sus hijas, las amigas de sus hijos”, dice Marsh, quien escribió una biografía sobre Rock, colega de trabajo de Pincus.
El equipo decidió continuar la experimentación, pero esta vez en Río Piedras, un suburbio del norte de Puerto Rico.
Trabajadores sociales y personal médico visitaba puerta por puerta a las mujeres, ofreciéndoles la píldora anticonceptiva y, a algunas de ellas, les realizaban exámenes para recolectar datos, sin ninguna retribución monetaria.
GETTY IMAGES. Las mujeres puertorriqueñas fueron objeto de estudio hasta 1964.
El rechazo por parte diversos sectores de la sociedad puertorriqueña fue inmediato.
«Hubo notas de prensa que catalogaron como ‘maltusianas’ las investigaciones. También por parte de médicos, incluso de los que estuvieron en el proceso de reclutamiento de mujeres, quienes pensaban que los efectos secundarios debían tomarse con seriedad y que era necesario hacer más pruebas y no descartarlos”, dice Inoa, de Taller Salud.
Por los efectos secundarios muchas de estas mujeres, al igual que en los estudios anteriores, decidían dejar el tratamiento. Otras, golpeadas por la pobreza, accedían a tomar la píldora como un método reversible de control de natalidad.
Según Marsh, tres personas del ensayo clínico que se realizó en la isla caribeña murieron. No obstante, nunca se les hizo una autopsia, por lo que se desconoce cuáles fueron las causas precisas de su fallecimiento.
La aprobación
GETTY IMAGES. Las primeras pastillas anticonceptivas se llamaron Enovid.
Pese a las muertes, al ver que la píldora tenía el efecto de evitar embarazos, los científicos extendieron su proyecto a otros pueblos de Puerto Rico, y más adelante a Haití, México, Nueva York, Seattle y California.
En total participaron unas 900 mujeres, de las que alrededor de 500 eran puertorriqueñas.
En 1960, la Agencia de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA, en inglés) aprobó el Envoid, como se llamó la primera pastilla, como un método anticonceptivo.
Su expansión fue veloz. En tan solo siete años, 13 millones de mujeres en el mundo la usaban.
Pero luego de ser avalada por la FDA, la píldora continuó causando efectos secundarios fuertes, como coágulos de sangre, lo que provocó demandas. En la isla, pese a las acciones legales en otras partes de EE.UU., los estudios continuaron hasta 1964.
Todavía hoy, afirma Inoa, no hay investigaciones “significativas” que busquen “otro tipo de métodos de anticoncepción que no tengan los efectos secundarios de la píldora que existe ahora”.
Mientras, los estudios para crear un medicamento anticonceptivo oral para hombres tampoco han dado frutos, aunque comenzaron hace 30 años.
“Las mayores experimentaciones siempre han sido en personas gestantes”, concluye.
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EL Experimento de Tuskegee -Documental. HypnosMorfeo
La píldora anticonceptiva cumple 60 años. DW
Lamentable suceso que se produjo en los años 1970 por parte de los Estados Unidos, se trata de la participación de un grupo de mujeres, sin conocimiento de estas, en la investigación para probar la efectividad de las píldoras anticonceptivas. Este hecho expone una de las antiguas prácticas, las cuales demuestran la falta de ética por parte de los investigadores que realizaron estudios en las mujeres sin sus consentimientos, y de la misma manera, se evidencia la trasgresión de sus derechos humanos.
Gracias por el comentario, éxitos profesionales.
El artículo trata sobre un capítulo oscuro de la historia de la experimentación médica, donde las mujeres puertorriqueñas fueron utilizadas como sujetos de investigación sin su pleno conocimiento o consentimiento en la prueba de la píldora anticonceptiva en la década de 1950. Durante la década de 1950, se llevó a cabo un experimento de gran escala en Puerto Rico para probar la efectividad de la píldora anticonceptiva. Cientos de mujeres puertorriqueñas de origen humilde fueron sometidas a este estudio sin que se les informara completamente sobre los riesgos y propósitos del experimento.
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Sin duda un gran artículo que nos habla sobre un tema tan lamentable y preocupante, el conocer casos en los que literalmente las mujeres fueron utilizadas para probar como conejillos de indias son actos que reflejan la clara violación de los derechos humanos y me da mucho en que pensar sobre hasta donde puede un ser humano usar a otro ser humano como si fuera una cosa desechable. Además, el hecho de utilizar a las personas sin previo conocimiento o consentimiento pleno es inaceptable y deplorable. Considero importante e indispensable el hecho de investigar más a fondo estos casos, con el fin de que no vuelva a ocurrir tal violación a los derechos humanos, donde claramente no existe la ética, moral ni valores. Desde mi punto de vista es indignante saber cómo se pudo vulnerar de tal forma dichos derechos cuando vivimos años hablando y luchando por la justicia; considero que deberían implementar medidas correctivas en contra de ello para que a futuro no vuelva a darse.
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Este articulo nos muestra como las mujeres que participaron en el primer ensayo clínico a gran escala de la píldora anticonceptiva en los años 50 relatan su experiencia, revelando que desconocían estar siendo parte de una investigación.Este hecho lamentable expone una práctica éticamente cuestionable, donde cientos de mujeres puertorriqueñas de origen humilde fueron utilizadas como sujetos de estudio sin su conocimiento ni consentimiento. Este estudio, liderado por académicos estadounidenses, se llevó a cabo en un contexto de políticas públicas destinadas a controlar la sobrepoblación en la isla, una situación social y económica compleja.
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Este artículo revela una parte oscura de la historia de la píldora anticonceptiva y cómo fue probada en mujeres puertorriqueñas sin su pleno conocimiento ni consentimiento en los años 50 y 60. Esta práctica plantea serias preocupaciones éticas y de derechos humanos. Es un recordatorio de la importancia de la ética en la investigación médica y la necesidad de salvaguardar los derechos y la salud de las personas involucradas en los ensayos clínicos. También destaca la importancia de contextualizar los avances médicos dentro de un marco ético y social más amplio.
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Interesante articulo dado que nos informa de la historia de la experimentación con la píldora anticonceptiva en Puerto Rico es un ejemplo de cómo las mujeres, especialmente aquellas en situaciones vulnerables, a menudo fueron objeto de investigaciones médicas sin su consentimiento informado durante el siglo XX. Esta práctica plantea cuestionamientos éticos significativos sobre los derechos de los pacientes y la responsabilidad de los investigadores y el gobierno. La historia también destaca la necesidad continua de investigar y desarrollar métodos anticonceptivos más seguros y efectivos que respeten la salud y los derechos de las personas.
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Este tipo de prácticas refleja una falta de respeto hacia las mujeres y su derecho a participar de manera informada en decisiones relacionadas con su salud y bienestar. Es inaceptable que se haya puesto en riesgo la salud de estas mujeres sin su conocimiento ni consentimiento adecuado. Es importante destacar que este tipo de eventos ocurrieron en el pasado y que actualmente existen normas éticas y regulaciones estrictas para proteger a las personas involucradas en los ensayos clínicos. La ética médica ha avanzado significativamente y se han establecido medidas para garantizar la participación voluntaria y proteger a los participantes de cualquier posible daño.
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El artículo revela el sorprendente origen de la píldora anticonceptiva, que actualmente es utilizada por 150 millones de mujeres en todo el mundo. Inicia su historia en la Universidad de Harvard, donde se llevaron a cabo las primeras investigaciones en animales. Luego, el enfoque se trasladó a Puerto Rico, donde la esterilización y la experimentación anticonceptiva eran legales desde 1937. El experimento comenzó en 1955, pero se encontró con dificultades debido a su complejidad y al dolor involucrado, lo que llevó a que muchas mujeres no lo completaran. El artículo arroja luz sobre los orígenes controvertidos y éticamente cuestionables de un avance médico significativo.
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Este articulo destaca la importancia de respetar los derechos y la autonomía de las personas en cualquier ensayo clínico o intervención médica. Las políticas de control de la población deben abordar las necesidades de las comunidades de manera justa y ética, sin imponer decisiones a las personas más vulnerables. La historia de estas mujeres debe servir como recordatorio de la importancia de la ética y la transparencia en la investigación médica y el respeto a los derechos de las personas.
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Es indignante y profundamente perturbador conocer la historia de las mujeres puertorriqueñas que fueron utilizadas como «conejillos de indias» por Estados Unidos en la experimentación de la píldora anticonceptiva. Estas mujeres, en su mayoría provenientes de comunidades empobrecidas, fueron víctimas de una política pública que buscaba controlar la población a expensas de su salud y bienestar. El consentimiento en este contexto era altamente cuestionable, y los efectos secundarios, incluyendo la muerte de algunas participantes, fueron minimizados en nombre del avance científico. Esta historia es un recordatorio angustioso de cómo la desigualdad y la vulnerabilidad de ciertas comunidades pueden ser explotadas en nombre de la investigación médica y la planificación de la población. Es esencial que se reconozca y se cuente esta historia para evitar que se repita en el futuro.
Gracias por el comentario, éxitos profesionales.Janpier Jheferson, comentas muy bien. Escribe y publica, un fuerte abrazo. Luis Pintado
Este artículo aborda un período controvertido en la historia en el que mujeres puertorriqueñas fueron utilizadas en experimentos con la píldora anticonceptiva sin su conocimiento. Este estudio fue parte de un esfuerzo por controlar la población en Puerto Rico. A pesar de los efectos secundarios graves, la píldora fue aprobada en 1960 y su uso se expandió rápidamente. Sin embargo, los efectos secundarios continuaron siendo un problema. Actualmente, persisten desafíos para desarrollar métodos anticonceptivos más seguros.
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Este artículo sobre la historia de las mujeres puertorriqueñas utilizadas como «conejillos de indias» para probar la píldora anticonceptiva es profundamente impactante y desgarrador. Revela cómo estas mujeres, en su mayoría de origen humilde y en situaciones de vulnerabilidad, fueron sometidas a experimentos médicos sin su conocimiento ni consentimiento. Es indignante ver cómo los intereses políticos y las ideas eugenésicas jugaron un papel en este oscuro capítulo de la historia médica. Esta historia es un recordatorio doloroso de la importancia de la ética en la investigación médica y de la necesidad de respetar los derechos y la dignidad de todos los seres humanos, especialmente de aquellos que son más vulnerables.
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Este artículo destaca un capítulo sombrío en la historia de la investigación médica: la experimentación no ética con anticonceptivos en mujeres puertorriqueñas en la década de 1950. Es impactante ver cómo estas mujeres, en su mayoría de origen humilde, fueron utilizadas como «conejillos de indias» sin su consentimiento pleno. La píldora anticonceptiva, un avance significativo para el control de la maternidad, se desarrolló en parte a costa de la salud y la dignidad de estas mujeres. Este relato subraya la importancia de la ética en la investigación médica y cómo las políticas de control de la población pueden tener consecuencias devastadoras cuando se llevan a cabo sin un escrutinio adecuado.
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Gregory Pincus, un biólogo de la Universidad de Harvard, fue uno de los directores del ensayo clínico a gran escala que se realizó en Puerto Rico. Algo poco ético.
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Me parece no ético esos experimentos con seres humanos. Esto lo hacen los laboratorios en diferentes partes del mundo. La eugenesis fue practicada por los espartanos y los nazis en busqueda del soldado ideal para dominar e mundo, una forma de racismo.
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El medicamento, que desde su comercialización en 1960 permitió que las mujeres tuviesen mayor control sobre sus cuerpos, porque no dependían del hombre para planificar la maternidad, fue probado en Puerto Rico gracias a una peculiar política pública de control de la sobrepoblación impulsada por el gobierno local de la isla y EE.UU. Fue un hecho muy contradictorio y polémico.
Gracias por el comentario. Exitos profesionales.
Todo un calvario, la píldora continuó causando efectos secundarios fuertes, como coágulos de sangre, lo que provocó demandas. En la isla, pese a las acciones legales en otras partes de EE.UU., los estudios continuaron hasta 1964. La cienci es amoral en sus investigaciones.
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Valdría la pena ver ese vídeo de el documental “La Operación” (1982). Las mujeres, cuyos nombres no son mencionados, describían cómo fue su participación en el primer ensayo clínico a gran escala en el que se probó la efectividad de la píldora anticonceptiva en los años 50 del siglo pasado.
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El crear una pastilla anticonceptiva fue uno de los mejores inventos en el mundo debido a que como se menciona en el articulo esto permitió que muchas mujeres puedan controlar la cantidad de hijos que deseaban tener y no dejarle esta decisión sobre su cuerpo y maternidad a sus esposos, también como se menciona en el articulo en esa epoca habia muchos embarazos los cuales venian de hogares de pobreza y traer mas niños al mundo no era una opcion para estas mujeres que no tenian como tener control sobre su maternidad, si bien es cierto no debio utilizarse a estas mujeres como conejillo de indias ya que ellas no sabian que eran parte de un estudio y que quizas podrian verse afectadas, pero tambien esto dio paso a que hoy en dia las mujeres podamos tener control sobre la maternidad.
Gracias por el comentario. Exitos profesionales.
La píldora anticonceptiva fue un hito para las mujeres, ya que les dio mayor control sobre su fertilidad y su sexualidad. Sin embargo, su desarrollo estuvo marcado por un oscuro pasado, en el que cientos de mujeres puertorriqueñas fueron utilizadas como conejillas de indias.
En la década de 1950, dos científicos estadounidenses, John Rock y Gregory Pincus, estaban desarrollando un nuevo método anticonceptivo que funcionaba con hormonas. Buscaban un lugar para realizar un ensayo clínico a gran escala y, gracias a una ley de control de la natalidad que permitía la experimentación con seres humanos, encontraron en Puerto Rico el entorno ideal.
Sin el consentimiento de las mujeres, los científicos administraron la píldora a cientos de mujeres pobres y en situación de vulnerabilidad. Las participantes sufrían fuertes efectos secundarios, como náuseas, mareos, vómitos y dolor de cabeza. Sin embargo, los científicos desestimaron estos síntomas y continuaron con el estudio.
En 1960, la píldora anticonceptiva fue aprobada por la FDA de Estados Unidos. Su comercialización supuso un cambio radical en la vida de las mujeres, ya que les dio la posibilidad de planificar su maternidad de forma independiente.
Sin embargo, el oscuro pasado de la píldora anticonceptiva no ha sido olvidado. En la actualidad, hay movimientos que reclaman una disculpa a las mujeres puertorriqueñas que fueron utilizadas como conejillas de indias.
Gracias por el comentario. Exitos profesionales.