Millones de personas caerían en extrema pobreza y hambruna
Por: Luis Alberto Pintado Córdova
Lo que anticipo la revista Si crees, Innovas con publicación de julio de
Producto de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en 2020 llegando al 2022 con mayor incremento exponencial, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán dichas personas para acceder a los alimentos, señalaron la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Los efectos de la crisis ya son visibles en los sistemas alimentarios: la vulnerabilidad de los trabajadores ha crecido y los precios internos de los alimentos están subiendo más que el precio de otros productos de la canasta básica, según el Índice de precios al consumidor IPC. Por el aumento del desempleo y la caída en los ingresos, millones de personas no están pudiendo adquirir suficientes alimentos, y muchas otras están teniendo que optar por alimentos más baratos y de menor calidad nutricional.
Bono contra el hambre para la población vulnerable y crédito para los productores
“La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para ello proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia (IBE) con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, indicó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
En América Latina tenemos un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. Podemos perder lo que hemos logrado en quince años en tan sólo un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual.
Proponíamos el bono alimenticio como parte de un decálogo de medidas para que todos los hogares accedan a una alimentación suficiente y nutritiva, las empresas y actores del sistema alimentario puedan realizar sus tareas, y los países cuenten con suficientes alimentos para garantizar el abasto a precios razonables.
Las otras medidas del decálogo son:
Reforzar los programas de alimentación escolar para garantizar la alimentación de niños, niñas y adolescentes.
Apoyar las iniciativas de asistencia alimentaria de las organizaciones de la sociedad civil.
Apoyo financiero (crédito y subsidios productivos) para las empresas agropecuarias, orientado principalmente a la agricultura familiar.
Ajustar los protocolos de sanidad y salud en la producción y el transporte de alimentos y en los mercados mayoristas y minoristas.
Expandir y garantizar el funcionamiento de los programas de apoyo a la producción de autoconsumo.
Asegurar el financiamiento, la asistencia técnica y el acceso a insumos y mano de obra a los agricultores y pescadores artesanales.
Establecer mecanismos ágiles de consulta y coordinación público-privada entre todos los actores del sistema alimentario.
Impedir que los mercados mayoristas y minoristas y las agroindustrias se cierren o disminuyan sus operaciones.
Continuar con las políticas que han mantenido abierto el comercio mundial de alimentos, en particular evitando medidas proteccionistas que aumenten el precio de los alimentos.
IPC. Por el aumento del desempleo y la caída en los ingresos, millones de personas no están pudiendo adquirir suficientes alimentos, y muchas otras están teniendo que optar por alimentos más baratos y de menor calidad nutricional.
Hoy publicamos un artículo The Economist que alertó que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales
2022 COMENZO LA HAMBRUNA MUNDIAL. Tu COSMOPOLIS
Guerra, producción y comercio mundial: según The Economist, el mundo está al borde de una catástrofe alimentaria
La influyente revista alertó que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales
21 de Mayo de 2022
Camiones bloqueados en un puerto de la India tras la decisión del gobierno de de suspender todas las exportaciones del cereal, factor que agrava los efectos de la guerra en Ucrania
La situación alimentaria del mundo ya era frágil y la invasión rusa y la guerra en Ucrania podrían llevar al mundo a una “catástrofe alimentaria”, con hambrunas masivas y la muerte de centenares de millones de personas, alertó en su último número la revista The Economist.
En tapa, en un editorial y en una nota adicional, la influyente publicación británica describió el destructivo combo que para la regular producción, comercio y provisión de alimentos conforman la invasión rusa y la guerra en Ucrania, el bloqueo de los puertos ucranianos, las sanciones comerciales derivadas de la guerra, la sequía en áreas y países clave, el encarecimiento y escasez de fertilizantes, el aumento del precio de la energía y las restricciones que algunos países aplican al comercio de alimentos.
“Se necesita el mundo para alimentar el mundo y la manera en que se hace es a través del comercio”, dice una crónica con reportes de varios países. Y precisa: “según algunas estimaciones, cuatro quintas partes de la población global vive en países que son importadores netos de alimentos. Más del 20% de las calorías del mundo y más del 18% del grano, cruza al menos una frontera desde la cosecha hasta un plato de comida”.
La guerra está dañando ese sistema global de alimentación, que ya había sido golpeado por la pandemia, el cambio climático y la crisis energética. “Las exportaciones de cereales y oleaginosas de Ucrania están prácticamente frenadas, y las de Rusia están en jaque por las sanciones”, dice el editorial de la revista. Esos dos países, precisa, “suministran el 12% de las calorías que se intercambian globalmente”.
Gran parte del artículo pivotea sobre el caso del trigo, que ilustra la tapa de la edición semanal y cuyo precio “subió 53% desde principios del año pasado y experimentó un salto adicional del 6% el 16 de mayo, cuando la India anunció la suspensión de sus exportaciones de ese cereal, debido a una alarmante ola de calor en la región”, dice un pasaje.
Pero el problema va mucho más allá del aumento de los precios. Al respecto, la revista cita al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterrez, quien el miércoles pasado advirtió sobre “el fantasma de una escasez global de alimentos” que podría durar varios años. “El alto costo de los alimentos de primera necesidad ya ha hecho que se dispare de 440 millones a 1600 millones el número de personas que no tienen garantizada su alimentación básica. De ellos, casi 250 millones están al borde de la hambruna”, otro tramo del editorial.
De hecho, Guterrez criticó la “ética” de la decisión de la India, el segundo productor mundial de trigo, de restringir la exportación de alimentos (crítica que alcanza también a la Argentina), al igual que la embajadora de EEUU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, quien señaló “estamos alentando a los países a no restringir las exportaciones, porque cualquier restricción exacerbará la escasez de alimentos”.
Restricciones comerciales
La tapa de la revista inglesa y su advertencia sobre la «catástrofe alimentaria que viene»
Al respecto, The Economist cita que desde el inicio de la guerra 23 países impusieron “restricciones draconianas a sus exportaciones de alimentos, que en conjunto cubren el 10% de todas las calorías comercializadas a nivel mundial”. A su vez, advierte, “más de una quinta parte de todas las exportaciones de fertilizantes están restringidas. Si el comercio se detiene, llegará la hambruna”.
Por cierto, nadie está totalmente exento de culpas, pues una de las respuestas de EEUU y sus aliados ha sido la imposición de sanciones comerciales a Rusia.
Rusia y Ucrania proveen 28% del trigo comercializado a nivel mundial, 29% de la cebada, 15% del maíz y 75% del aceite de girasol y juntoas aportan cerca de la mitad de los cereales que importan Líbano y Túnez y dos tercios de lo que importan Libia y Egipto
“Si como es de esperarse la guerra se extiende en el tiempo y las exportaciones de alimentos de Rusia y Ucrania siguen siendo limitadas, cientos de millones de personas más podrían caer en la pobreza, con la consecuente inestabilidad política generalizada, niños con problemas de desarrollo y gente en la inanición”, dice The Economist. Rusia y Ucrania, precisa, proveen 28% del trigo comercializado a nivel mundial, 29% de la cebada, 15% del maíz y 75% del aceite de girasol y juntos aportan cerca de la mitad de los cereales que importan Líbano y Túnez y dos tercios de los de Libia y Egipto.
Solo la exportación de alimentos de Ucrania, agrega, proporciona las calorías necesarias a 400 millones de personas. “Pero la guerra está interrumpiendo estos suministros porque Ucrania ha minado sus aguas para disuadir un asalto ruso por mar y Rusia mantiene bloqueado el mítico puerto de Odessa”.
Así las cosas, infiere el editorial, “el escenario está listo para las acusaciones mutuas: Occidente echará la culpa a la invasión de Putin, y Rusia echará la culpa a las sanciones de Occidente”. Es cierto, agrega, que las disrupciones son principalmente resultado de la invasión de Putin y algunas sanciones las han exacerbado. El riesgo es que esa discusión se convierta en un camino a la inacción. En cuyo caso, “millones pasarán hambre, y muchos morirán”.
Mortal e inoportuna
Además de mala en sí, la guerra llegó en mal momento. “Ya antes de la invasión, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU había advertido que 2022 sería un año calamitoso. China, el mayor productor mundial de trigo, avisó que como consecuencia de las lluvias que retrasaron la siembra del año pasado, la cosecha actual puede convertirse en la peor de su historia”, dice la revista. Y agrega que amén del calor y la sequía en India, el segundo productor mundial, la falta de lluvia amenaza los rendimientos de otras zonas productoras, como la faja triguera de EEUU, partes de Francia y el Cuerno de África que, precisa, “está sufriendo el efecto devastador de la peor sequía en cuatro décadas”.
HANDOUT – Marisoa y sus hijos padecen de desnutrición por la escasez de alimentos en el sur de Madagascar, en la peor sequía de los últimos 30 años. Foto: Tsiory Andriantsoarana/WFP/dpa – ATENCIÓN: Sólo para uso editorial en relación con la cobertura sobre (la emisión/la película/la subasta/la exposición/el libro) y mencionando el crédito completo
Según datos de FAO, la agencia de la ONU encargada de los temas de alimentación, en 2021 Rusia había sido el primer exportador mundial de trigo, con 47,9 millones de toneladas. El Top 10 se completa con Canadá (22,9 millones de toneladas), EEUU (22,5), Francia (18,9), Ucrania (16,4), Australia (12,4), Argentina (11,7), Rumania (5,9) y Alemania (5,2 millones de toneladas exportadas).
Los problemas de producción y las restricciones comerciales, dice el editorial, “afectarán seriamente a los pobres”. Al respecto, precisa que los hogares de los países emergentes gastan el 25% de sus ingresos en alimentos, y 40% en el caso del África al sur del Sahara”. Además, agrega, “en muchos países importadores de alimentos los gobiernos no pueden permitirse aumentar los subsidios de ayuda a los pobres, en especial si además son importadores de energía, otro mercado en crisis”.
Logística y perspectivas
Además, están las cuestiones logísticas y las perspectivas, que podrían ahondar la crisis. La revista recuerda que antes de la guerra Ucrania ya había despachado gran parte de su cosecha del verano pasado y que Rusia logró seguir colocando sus granos, con costos y riesgos mayores en el tranporte. “Sin embargo –prosigue-, los silos ucranianos que no fueron dañados por los combates están llenos de maíz y cebada … los productores no tienen dónde almacenar la próxima cosecha, que arranca a fines de junio y podría pudrirse. Además, falta combustible y mano de obra para la siembra que viene. A Rusia, por su parte, podrían faltarle insumos, semillas y pesticidas que suele comprarle a la Unión Europea”.
No es algo que pueda arreglarse fuera de la zona de guerra. “Pese al vertiginoso aumento del precio de los cereales, es posible que los productores de otras partes del mundo no puedan compensar el déficit”, dice The Economist, e cita algunas causas, como la volatilidad de esos precios y que “los márgenes de ganancia de los productores fueron reducidos por el aumento del precio de los fertilizantes y la energía que –recuerda- son los principales costos de los productores agrícolas”, explicación a contramano de las referencias del gobierno argentino ficiales a la “renta inesperada” del sector agrícola. Encima, explica el editorial, “ambos mercados (energía y fertilizantes) se ven afectados por las sanciones y la disputa por el gas natural. Si los productores reducen el uso de fertilizantes, el rinde global de los campos será más bajo, y en el peor momento posible”.
En ese contexto es que critica la reacción “proteccionista” de países como la India y las limitaciones a las exportaciones de fertilizantes y advierte que “si el comercio se detiene, llegará la hambruna”.
Para evitar lo peor, el editorial insta a los Estados a “actuar juntos, manteniendo abiertos los mercados y cita como ejemplo la reciente decisión de Indonesia, origen del 60% del aceite de palma que se consume en el mundo, que levantó una prohibición temporal a las exportaciones. En la misma línea, dice, debería proceder Europa, ayudando a Ucrania a enviar su grano por ferrocarril y por ruta hasta los puertos rumanos o los países bálticos, aunque admite que “apenas el 20% de la cosecha ucraniana podría salir de esa manera”.
Imagen del puerto de Odessa, antes de la guerra. Su desbloqueo es clave para evitar una catástrofe, dice The Economista REUTERS/Valentyn Ogirenko
Otros que necesitan ayuda son los países importadores, “para no terminar tapados de facturas impagables; las reservas de emergencia de cereales deberían ir solo a los países más pobres. Para otros, los créditos a las importaciones con una baja tasa de interés, tal vez a través del FMI, haría que los dólares de los aportantes rindieran más. Un alivio de la deuda también ayudaría a liberar recursos vitales.
Otra recomendación es limitar la onda de la bioeconomía y el uso de grano en la alimentación animal. Ejemplos: cerca del 10% del grano mundial se usa para producir biocombustibles y el 18% de los aceites vegetales para biodiesel, según FAO los cereales explican el 13% de la alimentación del ganado y en 2021, China importó 28 millones de toneladas de maíz para alimentar a sus cerdos, “más de todo lo exportado por Ucrania en un año”.
Sin embargo, concluye el editorial, el alivio inmediato para el comercio granario es romper el bloqueo en el Mar Negro y liberar unas 25 millones de toneladas de maíz y trigo “atrapadas” en Ucrania, igual al consumo anual “de todas las economías menos desarrolladas del mundo”. Eso depende de tres países, apunta la revista: “Rusia debe permitir la salida de granos ucranianos, Ucrania tiene que retirar las minas en las aguas que rodean Odessa, y Turquía tiene que permitir el paso de escoltas navales por el Bósforo”.
Lo cual no resultará fácil. Complicada en el frente bélico, Rusia busca ahogar la economía ucraniana, y Ucrania desconfía de retirar las minas que protegen Odessa.
“Persuadirlos para que cedan será tarea de los países que se mantuvieron al margen de la guerra, como China y la India. Los barcos necesitarían escoltas de naves armadas y con apoyo de una amplia coalición de países”, explica el editorial. Y concluye: “Alimentar a un mundo frágil algo de todos y para todos”.
Fuente: Infobae
«Estamos en plena hambruna»: Crisis alimentaria en el Perú #ResumenADN. RPP
Análisis: The Economist habla de catástrofe alimentaria y el BoE de apocalipsis por los cereales. Negocios TV
Se viene una catástrofe alimentaria» The Economist por Ucrania I A24.
Un ejemplo de la hambruna a nivel mundial. Incluso antes de la COVID-19, décadas de conflicto, desastres naturales recurrentes y una economía débil habían erosionado constantemente la capacidad de millones de personas para alimentarse por sí mismos. A principios de la pandemia, el país ya se enfrentaba a una de las crisis alimentarias más graves del mundo y, a finales de año, 16,9 millones de personas -un asombroso 42% de la población de Afganistán- se enfrentaba a una “crisis” o niveles de “emergencia” de inseguridad alimentaria. Se estima que este año, casi la mitad de todas las niñas y niños menores de cinco años corren riesgo de desnutrición aguda.
De alguna forma el mundo y todas las personas incluidas deberíamos apoyar a las personas que caen en pobreza y hambruna. La crisis de pasamos y seguimos viviendo ha acrecentado estas condiciones, que no significan que recién hayan aparecido, pero sí ha aumentado. En nuestro país por ejemplo la tasa de desempleo ha aumentado drásticamente por la pandemia y la inmigración de los venezolanos, la inflación también está en aumentó, la crisis política está peor que nunca y finalmente la guerra hace que la economía entre en recesión y por ahí se especula que Europa entraría en completa crisis el próximo año, que obviamente, arrastrará a todo el mundo.
El mundo está viviendo una crisis sanitaria la cual ha hecho que el comercio alimentario se vea restringido por las diferentes medidas que se han tomado y ello ha hecho que varios países se vean limito en abastecerse con productos para el consumo humano y otros como insumos para producir alimentos, como lo había previsto la revista en un artículo anterior podríamos pasar de una crisis sanitaria a una crisis alimentaria a nivel mundial lo cual haría que millones de personas fallecieran debido a no tener acceso a insumos de primera necesidad para poder sobrevivir. Las principales causas que podrían desencadenar una crisis alimentaria es la guerra de Rusia y Ucrania que está afectando las exportaciones de estos países que son muy importantes porque entre ambos proveen al mundo de trigo en un 28% lo cual es un porcentaje significativo y además de otros cereales y granos que tampoco están siendo exportados y están almacenados, pero a consecuencia de la guerra no pueden distribuirse al mundo. Lo que ocasionaría una crisis alimentaria en varios países que son importadores de estos insumos de primera necesidad para el consumo humano y la supervivencia. Esperemos que la guerra llegue a acuerdos convenientes para ambas partes y que el comercio en ambos países se restablezca lo cual evitaría la hambruna a nivel mundial.
Lamentablemente lo que está pasando ahora, respecto a la hambruna mundial, es un proceso acumulativo de distintas secuencias de crisis, que comenzó con la debacle financiera mundial de 2008 y siguió con las tensiones políticas entre Estados Unidos y China en 2019, llegando a un punto crítico con la pandemia del coronavirus y la guerra en Ucrania. Los expertos estiman trágicamente que 45 millones de niños menores de cinco años padecían hambre y tenían hasta 12 veces más posibilidades de morir. Así la inseguridad alimentaria en América Latina se ha agudizado, y en el caso de nuestro país por más que distintos sectores alertan sobre una inminente crisis como la escasez de fertilizantes, la respuesta tardía del Gobierno peruano amenaza con propiciar nuevos conflictos sociales, lamentablemente parece que no se está entendiendo el problema ni su magnitud.
El informe lapidario The Economist que alertó que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales…Esta amenaza para el perú debe tener un buen gobierno que no lo tiene y un buen ministro de agricultura que no sabe nada.
Muy bueno el editorial de la revista The Economic. “el escenario está listo para las acusaciones mutuas: Occidente echará la culpa a la invasión de Putin, y Rusia echará la culpa a las sanciones de Occidente”. Es cierto, agrega, que las disrupciones son principalmente resultado de la invasión de Putin y algunas sanciones las han exacerbado. El riesgo es que esa discusión se convierta en un camino a la inacción. En cuyo caso, “millones pasarán hambre, y muchos morirán”. Una alta mundial.
Lo que anticipo la revista Si crees, Innovas con publicación de julio de 2020 pronosticó una hambruna a nivel mundial y que afectara a millones de personas. Hoy lo confirma The Economice al señalar: el alivio inmediato para el comercio granario es romper el bloqueo en el Mar Negro y liberar unas 25 millones de toneladas de maíz y trigo “atrapadas” en Ucrania, igual al consumo anual “de todas las economías menos desarrolladas del mundo”. Eso depende de tres países, apunta la revista: “Rusia debe permitir la salida de granos ucranianos, Ucrania tiene que retirar las minas en las aguas que rodean Odessa, y Turquía tiene que permitir el paso de escoltas navales por el Bósforo”.
Muy razonable lo que indica el artículo. “La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para ello proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia (IBE) con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, indicó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
En América Latina tenemos un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. Podemos perder lo que hemos logrado en quince años en tan sólo un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual.
Proponíamos el bono alimenticio como parte de un decálogo de medidas para que todos los hogares accedan a una alimentación suficiente y nutritiva, las empresas y actores del sistema alimentario puedan realizar sus tareas, y los países cuenten con suficientes alimentos para garantizar el abasto a precios razonables. Excelentre artículo para los emprendedores.
La situación alimentaria del mundo ya era frágil y la invasión rusa y la guerra en Ucrania podrían llevar al mundo a una “catástrofe alimentaria”, con hambrunas masivas y la muerte de centenares de millones de personas, alertó en su último número la revista The Economist.
En tapa, en un editorial y en una nota adicional, la influyente publicación británica describió el destructivo combo que para la regular producción, comercio y provisión de alimentos conforman la invasión rusa y la guerra en Ucrania, el bloqueo de los puertos ucranianos, las sanciones comerciales derivadas de la guerra, la sequía en áreas y países clave, el encarecimiento y escasez de fertilizantes, el aumento del precio de la energía y las restricciones que algunos países aplican al comercio de alimentos.
Guerra, producción y comercio mundial: según The Economist, el mundo está al borde de una catástrofe alimentaria. La influyente revista alertó que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales. Las consecuencias de la guerra siempre son horribles para el mundo, peor aún con una epidemia para varios más., porque los virus mutan, se adpatan a diferentes cambios y son virus inteligentes que sobreviven y atacan por todas partes de mil maneras.
“La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para ello proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia (IBE) con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, indicó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. Un artículo de calidad. Vale
Felicitaciones a la revista Innovas por su tenacidad de seguir publicando indicadores qur pronostico en 2020.
Lo que anticipo la revista Si crees, Innovas con publicación de julio de 2020 pronosticó una hambruna a nivel mundial y que afectara a millones de personas
Producto de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en 2020 llegando al 2022 con mayor incremento exponencial, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán dichas personas para acceder a los alimentos. Excelente artículo.
Por: Maritza Pacotaipe Cahuaya. Analista de Administración Privada.
Rusia es el país más grande del mundo situado en Europa y Asia, un mercado parcialmente nuevo....
Dennis Falvy: Los «depósitos calientes»
La Razón
Con anterioridad a 1,914, año de inicio de la I Guerra Mundial, no existía nada parecido al “dinero caliente”,...
Un ejemplo de la hambruna a nivel mundial. Incluso antes de la COVID-19, décadas de conflicto, desastres naturales recurrentes y una economía débil habían erosionado constantemente la capacidad de millones de personas para alimentarse por sí mismos. A principios de la pandemia, el país ya se enfrentaba a una de las crisis alimentarias más graves del mundo y, a finales de año, 16,9 millones de personas -un asombroso 42% de la población de Afganistán- se enfrentaba a una “crisis” o niveles de “emergencia” de inseguridad alimentaria. Se estima que este año, casi la mitad de todas las niñas y niños menores de cinco años corren riesgo de desnutrición aguda.
Gracias por su comentario, éxitos profesionales.
De alguna forma el mundo y todas las personas incluidas deberíamos apoyar a las personas que caen en pobreza y hambruna. La crisis de pasamos y seguimos viviendo ha acrecentado estas condiciones, que no significan que recién hayan aparecido, pero sí ha aumentado. En nuestro país por ejemplo la tasa de desempleo ha aumentado drásticamente por la pandemia y la inmigración de los venezolanos, la inflación también está en aumentó, la crisis política está peor que nunca y finalmente la guerra hace que la economía entre en recesión y por ahí se especula que Europa entraría en completa crisis el próximo año, que obviamente, arrastrará a todo el mundo.
Gracias por su comentario, éxitos profesionales.
El mundo está viviendo una crisis sanitaria la cual ha hecho que el comercio alimentario se vea restringido por las diferentes medidas que se han tomado y ello ha hecho que varios países se vean limito en abastecerse con productos para el consumo humano y otros como insumos para producir alimentos, como lo había previsto la revista en un artículo anterior podríamos pasar de una crisis sanitaria a una crisis alimentaria a nivel mundial lo cual haría que millones de personas fallecieran debido a no tener acceso a insumos de primera necesidad para poder sobrevivir. Las principales causas que podrían desencadenar una crisis alimentaria es la guerra de Rusia y Ucrania que está afectando las exportaciones de estos países que son muy importantes porque entre ambos proveen al mundo de trigo en un 28% lo cual es un porcentaje significativo y además de otros cereales y granos que tampoco están siendo exportados y están almacenados, pero a consecuencia de la guerra no pueden distribuirse al mundo. Lo que ocasionaría una crisis alimentaria en varios países que son importadores de estos insumos de primera necesidad para el consumo humano y la supervivencia. Esperemos que la guerra llegue a acuerdos convenientes para ambas partes y que el comercio en ambos países se restablezca lo cual evitaría la hambruna a nivel mundial.
Gracias por su comentario, éxitos profesionales.
Lamentablemente lo que está pasando ahora, respecto a la hambruna mundial, es un proceso acumulativo de distintas secuencias de crisis, que comenzó con la debacle financiera mundial de 2008 y siguió con las tensiones políticas entre Estados Unidos y China en 2019, llegando a un punto crítico con la pandemia del coronavirus y la guerra en Ucrania. Los expertos estiman trágicamente que 45 millones de niños menores de cinco años padecían hambre y tenían hasta 12 veces más posibilidades de morir. Así la inseguridad alimentaria en América Latina se ha agudizado, y en el caso de nuestro país por más que distintos sectores alertan sobre una inminente crisis como la escasez de fertilizantes, la respuesta tardía del Gobierno peruano amenaza con propiciar nuevos conflictos sociales, lamentablemente parece que no se está entendiendo el problema ni su magnitud.
Gracias por el comentario. Éxitos profesionales.
El informe lapidario The Economist que alertó que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales…Esta amenaza para el perú debe tener un buen gobierno que no lo tiene y un buen ministro de agricultura que no sabe nada.
Gracias por el comentario. Éxitos profesionales.
Muy bueno el editorial de la revista The Economic. “el escenario está listo para las acusaciones mutuas: Occidente echará la culpa a la invasión de Putin, y Rusia echará la culpa a las sanciones de Occidente”. Es cierto, agrega, que las disrupciones son principalmente resultado de la invasión de Putin y algunas sanciones las han exacerbado. El riesgo es que esa discusión se convierta en un camino a la inacción. En cuyo caso, “millones pasarán hambre, y muchos morirán”. Una alta mundial.
Gracias por el comentario y preferencia. Éxitos profesionales
Lo que anticipo la revista Si crees, Innovas con publicación de julio de 2020 pronosticó una hambruna a nivel mundial y que afectara a millones de personas. Hoy lo confirma The Economice al señalar: el alivio inmediato para el comercio granario es romper el bloqueo en el Mar Negro y liberar unas 25 millones de toneladas de maíz y trigo “atrapadas” en Ucrania, igual al consumo anual “de todas las economías menos desarrolladas del mundo”. Eso depende de tres países, apunta la revista: “Rusia debe permitir la salida de granos ucranianos, Ucrania tiene que retirar las minas en las aguas que rodean Odessa, y Turquía tiene que permitir el paso de escoltas navales por el Bósforo”.
Gracias por el comentario y preferencia. Éxitos profesionales
Muy razonable lo que indica el artículo. “La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para ello proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia (IBE) con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, indicó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
En América Latina tenemos un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. Podemos perder lo que hemos logrado en quince años en tan sólo un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual.
Proponíamos el bono alimenticio como parte de un decálogo de medidas para que todos los hogares accedan a una alimentación suficiente y nutritiva, las empresas y actores del sistema alimentario puedan realizar sus tareas, y los países cuenten con suficientes alimentos para garantizar el abasto a precios razonables. Excelentre artículo para los emprendedores.
Gracias por el comentario y preferencia. Éxitos profesionales
La situación alimentaria del mundo ya era frágil y la invasión rusa y la guerra en Ucrania podrían llevar al mundo a una “catástrofe alimentaria”, con hambrunas masivas y la muerte de centenares de millones de personas, alertó en su último número la revista The Economist.
En tapa, en un editorial y en una nota adicional, la influyente publicación británica describió el destructivo combo que para la regular producción, comercio y provisión de alimentos conforman la invasión rusa y la guerra en Ucrania, el bloqueo de los puertos ucranianos, las sanciones comerciales derivadas de la guerra, la sequía en áreas y países clave, el encarecimiento y escasez de fertilizantes, el aumento del precio de la energía y las restricciones que algunos países aplican al comercio de alimentos.
Gracias por el comentario y preferencia. Éxitos profesionales
Guerra, producción y comercio mundial: según The Economist, el mundo está al borde de una catástrofe alimentaria. La influyente revista alertó que centenares de millones de personas podrían morir de hambre debido al mortal combo de conflicto bélico, sequía, escasez de fertilizante, bloqueo marítimo y restricciones comerciales. Las consecuencias de la guerra siempre son horribles para el mundo, peor aún con una epidemia para varios más., porque los virus mutan, se adpatan a diferentes cambios y son virus inteligentes que sobreviven y atacan por todas partes de mil maneras.
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“La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para ello proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia (IBE) con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, indicó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. Un artículo de calidad. Vale
Gracias por el comentario y preferencia. Éxitos profesionales
Felicitaciones a la revista Innovas por su tenacidad de seguir publicando indicadores qur pronostico en 2020.
Lo que anticipo la revista Si crees, Innovas con publicación de julio de 2020 pronosticó una hambruna a nivel mundial y que afectara a millones de personas
Producto de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en 2020 llegando al 2022 con mayor incremento exponencial, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán dichas personas para acceder a los alimentos. Excelente artículo.
Gracias por el comentario y preferencia. Éxitos profesionales