Santa Lucía de Siracusa

Santa Lucía  fue una mártir cristiana, que padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. Es venerada en la Iglesia católicaortodoxa y luterana. Es una de las ocho mujeres (incluida la Virgen María ) conmemoradas explícitamente por los católicos en el Canon de la Misa.

Por: Luis Alberto Pintado Córdova

Santa Lucía de Siracusa

 

Santa Lucía (Siracusa283– Siracusa, 304) fue una mártir cristiana, que padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. Es venerada en la Iglesia católicaortodoxa y luterana. Es una de las ocho mujeres (incluida la Virgen María ) conmemoradas explícitamente por los católicos en el Canon de la Misa. Es una de las vírgenes mártires más conocidas, junto con Ágata de SiciliaInés de RomaCecilia de RomaBárbara de Nicomedia y Catalina de Alejandría.

Nacida en Siracusa, ciudad de la provincia romana de Sicilia, de acuerdo con la tradición Lucía era de padres nobles y ricos, hija de Eutiquia; del padre se dice que murió cuando Lucía era joven. Probablemente se llamaba Lucio, dada la costumbre romana de poner a las hijas el nombre del padre. Según algunos, está inspirado en el texto paulino, «Los hijos de la luz». Lucía ciertamente significa «Luz» o «la que lleva luz». Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Su madre, que estaba enferma, la comprometió a casarse con un joven pagano y ella, para que se librase de ese compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Como su madre sanó, Lucía le pidió que la liberara del compromiso, le dejara consagrar su vida a Dios y donara su fortuna a los más pobres. Su madre accedió. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul Pascasio debido a que era cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano.

Según investigaciones del  Vaticano News.  Su historia ha llegado hasta nosotros a través de las actas del martirio, tradiciones, narraciones populares y leyendas. Lucía nació a finales del siglo III en Siracusa (Italia), en una familia rica y de alto rango. Educada cristianamente, era aún muy niña cuando quedó huérfana de padre. Su madre Eutiquia la crió con amor y dedicación. Aún adolescente, Lucía planea consagrarse a Dios, pero custodia este deseo en el corazón. Ignorando las intenciones de su hija, Eutiquia la promete como esposa –según la costumbre de la época- a un joven de buena familia pero no cristiano. Lucía no revela su intención de mantenerse virgen por Cristo, y pospone la boda con diversos pretextos, confiando en la oración y en la ayuda divina.

El martirio de Lucía no está atestiguado por fuentes contemporáneas o inmediatamente posteriores a la persecución de Diocleciano, sino por relatos hagiográficos. El más antiguo de estos relatos es un martyrion griego (BHG 995), y su redacción latina correspondiente (BHL 4992)​ es al menos un siglo más tardía.

Archivo:Lorenzo Lotto 004.jpg - Wikipedia, la enciclopedia libre
Juicio de Santa Lucía

El viaje a Catania y la intercesión de Santa Águeda

En el año 301, Lucía y su madre se dirigen en peregrinación a Catania, para visitar el sepulcro de Santa Águeda. Eutiquia sufría de hemorragias y, a pesar de numerosas y costosas curas, no mejoraba. Madre e hija desean pedir la gracia de la curación mediante la intercesión de Santa  Águeda, joven mártir de Catania.

Así, el 5 de febrero llegan a las laderas del Etna; es el dies natalis de Águeda. Participan en la celebración eucarística junto a la tumba de la santa. Y sucede que, “al oír el episodio evangélico de la hemorroisa, que logró curarse con sólo tocar el borde del vestido del Señor, Lucía se dirigió a su madre diciendo: ‘Madre, si prestas fe a las cosas que se han leído, creerás también que Águeda, que padeció por Cristo, tiene acceso libre y confiado a su Tribunal. Por tanto, toca con confianza el sepulcro de ella, si quieres, y quedarás curada” (Pasión de Santa Lucía).

Eutiquia y Lucía se acercan entonces a la sepultura de Águeda. Lucía reza por su madre e implora para sí misma la gracia de poder dedicar su vida a Dios. Absorta en una especie de sueño, como en éxtasis, ve a Águeda entre ángeles que le dice: “Lucía, hermana mía y virgen del Señor, ¿por qué me pides lo que tú misma puedes conseguir? Tu fe ha sido de gran ayuda para tu madre, ella está ya curada. Y del mismo modo que la ciudad de Catania está llena de gracias por mí, así la ciudad de Siracusa será preservada por ti, porque ha agradado a Nuestro Señor Jesucristo que tú hayas conservado tu virginidad”. Cuando vuelve en sí, Lucía narra su visión a la madre, le revela su propósito de renunciar a un esposo terreno y le pide permiso para vender su dote con el fin de hacer obras de caridad para los pobres. Vaticano News.

Cuando Lucía fue arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascasio le ordenó que hiciera sacrificios a los dioses. Entonces Lucía dijo: «Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes». Irritado Pascasio, ordenó a sus soldados a que la llevaran a un prostíbulo para que la violaran y luego se dirigió a Lucía diciéndole: «Te llevaré a un lugar de perdición así se alejará el Espíritu Santo». Los soldados la tomaron para llevársela, la ataron con cuerdas en las manos y en los pies, pero por más que se esforzaban no podían moverla: Lucía permanecía rígida como una roca. Al enterarse de lo sucedido, Pascasio ordenó someterla a suplicio con aceite y pez hirviendo, pero no logró hacerla desistir. Condenada a ser martirizada, antes de morir profetizó su canonización y su patronazgo como protectora de Siracusa, junto con la caída de Diocleciano y Maximiano.​

El relato griego —que data del siglo v— y el relato latino —datado del siglo vi al vii— son idénticos en lo fundamental, aunque difieren en algunos detalles finales: según el martiryon griego Lucía fue decapitada, en tanto que según la passio latina, fue martirizada por uno o varios golpes de espada.​

Fue sepultada en el mismo lugar donde en el año 313 se construyó un santuario dedicado a ella, que fue lugar de destino de las peregrinaciones en su honor. Según la tradición, su historia se divulgó por toda Siciliaː «consagró su virginidad con el martirio, pues a Dios agrada tu pureza y santidad».

La versión del Vaticano News es el siguiente:

El martirio milagroso

Desilusionado y resentido, el joven que ambicionaba su mano la denuncia al prefecto Pascasio, acusándola de rendir culto a Cristo y de desobedecer las normas del edicto de Diocleciano. Arrestada y conducida ante el prefecto, Lucía se niega a sacrificar ante los dioses, y profesa su fe con orgullo: “Yo soy una sierva del Dios eterno, que ha dicho: ‘ Cuando os lleven ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo habéis de hablar o qué habéis de decir en defensa propia, porque en aquel mismo momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis decir’”.

Le pregunta Pascasio: “Entonces, ¿tú crees que tienes el Espíritu Santo?”. Lucía responde: “Lo ha dicho el Apóstol: ‘Los castos son templo de Dios, y el Espíritu Santo habita en ellos’. Pascrasio, para desacreditarla, ordena que sea conducida a un prostíbulo. Pero Lucía declara que no cederá a la concupiscencia de la carne, y que como su cuerpo sufrirá violencia contra su voluntad, ella seguirá siendo casta, pura e incontaminada en el espíritu y en la mente.  Cuando tratan de llevársela, los soldados no consiguen moverla. Atada de pies y manos, no logran arrastrarla ni siquiera con la ayuda de bueyes. Exasperado por este extraordinario hecho, Pascasio dispone que la joven sea quemada viva. Pero el fuego no la daña. Furibundo, Pascasio ordena que Lucía sea decapitada, y así muere la joven mártir el 13 de diciembre del año 304.

Condenada. Pascasio dispone que la joven sea quemada viva. Pero el fuego no la daña.

Patronazgo

  • Es la patrona de la vista. La relación entre Lucía y los ojos, que hace de esta santa la protectora de la vista, se explicita en la iconografía de la Edad Media y deriva quizá de la cercanía etimológica del nombre griego «Lucía» con el término latino lux (luz). Existe la leyenda de que fue la belleza de los ojos de Lucía la que no permitía descansar a uno de sus pretendientes, por lo que ella se los arrancó y se los envió. Lleno de remordimiento e impresionado por el valor de Lucía, el pretendiente se convirtió al cristianismo.​ Una leyenda medieval decía que, cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo. Otra versión afirma que el procónsul Pascasio ordenó a sus soldados que le arrancaran los ojos a Lucía, pero luego de que lo hicieron, Dios le concedió unos nuevos ojos aún más hermosos que los que tenía antes.​
  • Es patrona de los pobres, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades.
  • Es patrona de los campesinos, electricistas, modistas, chóferes, fotógrafos, ​ afiladores, cortadores, cristaleros, sastres, fontaneros y escritores. En España, el 13 de diciembre se celebra el día de modistas y sastres, en la ermita de Santa Lucía, en la ciudad de Valencia.
  • Es patrona de un conjunto de localidades en el mundo.
A chi è destinata la Luce della Grazia ? Caravaggio e il "Seppellimento di Santa Lucia"; una lettura di J.T. Spike (English text, with italian translation) - ABOUT ART ON LINE
El entierro de Santa Lucía es un cuadro del pintor italiano Caravaggio, de 1608. Fue pintado luego de su huida de Malta, y muestra a la santa momentos antes de ser sepultada en una fosa.

Veneración de sus restos y el sarcófago de cristal

Según la leyenda, el general bizantino Jorge Mariace transfiere el cuerpo de Santa Lucía de Siracusa a Constantinopla (1039), para alejarla del período de invasión de la ciudad de Siracusa por parte de los sarracenos. Durante la Cuarta Cruzada (1204), el duque de Venecia, Enrico Dandolo, encuentra en Constantinopla los restos de la Santa, los lleva a Venecia al monasterio de San Jorge, y en el 1280, los hace transferir a la Iglesia dedicada a ella en Venecia.

Hay quien dice que Santa Lucía salvó muchas veces a Siracusa en momentos dramáticos como situaciones de hambre, terremotos y guerras, y que ha intervenido también en otras ciudades como Brescia que, gracias a su intercesión, fue liberada de una gran miseria. En 1955, por expreso deseo del Patriarca Cardenal Roncalli (futuro Juan XXIII), el rostro de la santa fue cubierto con una máscara de plata.

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

 

El sarcófago de cristal expuesto bajo el altar, se encuentra en la iglesia de los Santos Geremias y Lucía. En muchos mapas y planos de Venecia, la iglesia figura solo con el nombre de San Geremia, en la plaza del mismo nombre. Los restos de la santa fueron trasladados a esta iglesia en 1861, cuando la dedicada a ella fue demolida para construir la estación de tren, que lleva por ello su mismo nombre y su velación fue en San Vicente de Paul de Faseras.

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22 Comentarios

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  1. Según la tradición, cuando la santa era muy niña hizo a Dios el voto de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Lucía finalmente obtuvo el permiso de no casarse, pero el joven pretendiente, rechazado, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que la santa era cristiana, religión que estaba totalmente prohibida en esos tiempos de persecución. Santa Lucía fue llamada a juicio; fue atormentada para obligarla a adorar a dioses paganos, pero ella se mantuvo firme en su fe, para luego ser decapitada. Ayudame Santa Lucía.

  2. Santa Lucia en la iconografía cristiana se representa casi siempre con los ojos en un platito, o una taza, pues según dice la tradición, ella llegó a quitarse los ojos en signo de rechazo a su novio y a las persecuciones que le hicieron. Intercede por nosotros para llegar a Dios y a la madre maría.

  3. Lucía “la luminosa”. Patrona de Siracusa y de los ciegos. El nombre de Lucía significa “portadora de luz”. Gracias a tu martirio y patronazgo, te doy gracias por permitirme crcer en Dios y creer tu cuidado de nuestros ojo.

  4. Oraciones a Santa Lucía para curar la vista
    ¡Oh, gloriosa Santa Lucía, Virgen y Mártir!,
    tú que conseguiste glorificar al Señor al preferir sacrificar tu vida
    en lugar de serle infiel a nuestro Padre.
    Te pido que vengas en mi ayuda y que,
    por medio de la gracia y el amor de nuestro Señor,
    me salves de todas las debilidades de mis ojos
    y del peligro que corro de perderlos.
    (Pide aquí lo que necesitas)
    Te pido que, por tu intercesión,
    pueda pasar nuestra vida en la paz del señor
    y poder verlo con mis ojos en el eterno resplandor.
    Santa Lucía, por favor, pide por nosotros,
    pide por lo que más necesitamos.
    Por el amor de Jesucristo nuestro Señor.
    Amén.

  5. Santa Lucía es ejemplar para religioso. Es la patrona de la vista. La relación entre Lucía y los ojos, que hace de esta santa la protectora de la vista, se explicita en la iconografía de la Edad Media y deriva quizá de la cercanía etimológica del nombre griego «Lucía» con el término latino lux (luz). Existe la leyenda de que fue la belleza de los ojos de Lucía la que no permitía descansar a uno de sus pretendientes, por lo que ella se los arrancó y se los envió. Lleno de remordimiento e impresionado por el valor de Lucía, el pretendiente se convirtió al cristianismo.​ Una leyenda medieval decía que, cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo. Otra versión afirma que el procónsul Pascasio ordenó a sus soldados que le arrancaran los ojos a Lucía, pero luego de que lo hicieron, Dios le concedió unos nuevos ojos aún más hermosos que los que tenía antes.​

  6. Desilusionado y resentido, el joven que ambicionaba su mano la denuncia al prefecto Pascasio, lo hizo en forma despechada y por orgullo de no sentirse amado, toma una fatal decisión no ética ni moral. Acusándola de rendir culto a Cristo y de desobedecer las normas del edicto de Diocleciano. Arrestada y conducida ante el prefecto, Lucía se niega a sacrificar ante los dioses, y profesa su fe con orgullo. Se inicia así su martirio.

  7. El sarcófago de cristal expuesto bajo el altar, se encuentra en la iglesia de los Santos Geremias y Lucía. En muchos mapas y planos de Venecia, la iglesia figura solo con el nombre de San Geremia, en la plaza del mismo nombre. Santa Lucía es una santa ejemplar.

  8. Cuando Lucía fue arrestada bajo la acusación de ser una cristiana, Pascasio le ordenó que hiciera sacrificios a los dioses. Entonces Lucía dijo: «Sacrificio puro delante de Dios es visitar a las viudas, los huérfanos y los peregrinos que pagan en la angustia y en la necesidad, y ya es el tercer año que me ofrecen sacrificios a Dios en Jesucristo entregando todos mis bienes».

  9. El martirio de Lucía no está atestiguado por fuentes contemporáneas o inmediatamente posteriores a la persecución de Diocleciano, sino por relatos hagiográficos. El más antiguo de estos relatos es un martyrion griego (BHG 995), y su redacción latina correspondiente (BHL 4992)​ es al menos un siglo más tardía. Eso no le quita la verdad de los hechos históricos.

  10. Santa Lucía, nacida en Siracusa, ciudad de la provincia romana de Sicilia, de acuerdo con la tradición Lucía era de padres nobles y ricos, hija de Eutiquia; del padre se dice que murió cuando Lucía era joven. Probablemente se llamaba Lucio, dada la costumbre romana de poner a las hijas el nombre del padre. Según algunos, está inspirado en el texto paulino, «Los hijos de la luz». Lucía ciertamente significa «Luz» o «la que lleva luz». Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Legó al martirio y es una santa patrona de los ojos.

  11. Santa Lucía (Siracusa, 283– Siracusa, 304) fue una mártir cristiana, que padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. Es venerada en la Iglesia católica, ortodoxa y luterana. Es una de las ocho mujeres (incluida la Virgen María ) conmemoradas explícitamente por los católicos en el Canon de la Misa.